El suboficial Lorenzo Machaca Esquía (29), quien frenó la masacre perpetrada por Eduardo Romero Naupay (32) en Independencia, el último viernes, fue reconocido ayer por la Policía Nacional y posiblemente reciba un ascenso o un bono por su valerosa acción.
“Fue una reacción natural que hubiera tenido cualquier policía. Si es necesario actuar de manera letal, lo tenemos que hacer en salvaguarda de las personas”, refirió.
Correo dialogó con Machaca Esquía en el frontis del Banco de Crédito del Perú, en el centro financiero de Independencia, el lugar donde el agente abatió de cuatro disparos a Romero.
Sin inflexiones de duda, dijo que si le tocara vivir una situación similar, “lo volvería a hacer mil veces”.
Además, cuenta que no había espacio para la duda, debido a que Romero ya había eliminado a varias personas inocentes, y pretendía seguir disparando hasta que se le acabaran las balas.
CERTEROS DISPAROS. Machaca precisó que disparó cuatro tiros contra Romero. Dos impactaron en la espalda del pistolero, uno en la cabeza y otro en el hombro.
“Tenía que enfrentarme a él para no lamentar el costo social. Me acerqué hasta el lugar a paso ligero, luego de que escuché disparos y vi cómo la gente salía corriendo por todas partes”, recuerda.
Machaca salió a las 10.40 p.m. de la Universidad San Juan Bautista, donde cursa la carrera de Derecho. Estaba con una amiga, dice, cuando de pronto escuchó disparos, gritos y observó un caos insólito.
A CUATRO METROS. “Apenas avancé unos 130 metros, luego corrí a la avenida Carlos Izaguirre, dejé a mi amiga a buen recaudo y me coloqué detrás de un muro que está al frente del Banco de Crédito del Perú”, relató y añadió: “Vi que el victimario había ingresado en el banco y disparó contra una víctima. Después me acerqué, lo vi salir con el arma en la mano y le disparé”.
El disparo que realizó fue en diagonal. Lo separaban de Romero apenas cuatro metros.
“El victimario aún estaba con vida pero tuve que desarmarlo, porque todavía significaba una amenaza. Su arma estaba rastrillada y lista para disparar”, agrega.
Poco después, el agente comprobó que la pistola de Romero tenía ocho municiones, siete en la cacerina y una en la recámara.
Llamó al 105 y 106 para pedir apoyo policial y médico. “Es la forma en que cualquier policía del Perú hubiera actuado”, destaca.
ORACIÓN. Por otro lado, los alumnos del Instituto Sise de Independencia se reunieron anoche en oración para pedir por el eterno descanso de su compañera Nicole Muñoz y por la recuperación de sus otras dos compañeras heridas, Mari Luz Gavilán y Silvia Sánchez García, en el tiroteo del viernes último.
Por último, personas extrañas han creado en Facebook cuentas con el nombre del asesino y elogian su acción de matar a balazos a cuatro personas y dejar heridas a otras nueve.