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Según Juan Mendoza, director de la Maestría en Economía de la Escuela de Postgrado de la Universidad del Pacífico, la inversión privada crecerá aproximadamente 2% en 2017, principalmente porque está sujeta al valor de las exportaciones, en particular cuando mejoran los precios de los metales.

“Tras la elección de (Donald) Trump, el precio del cobre se incrementó 20% debido al impulso que podría recibir el gasto en infraestructura en Estados Unidos. Sin embargo, aún queda por ver si el aumento en el precio del cobre será sostenido, pues la mayoría de las proyecciones, por ejemplo las del Fondo Monetario Internacional, sugieren que los precios de los metales estarán constantes en 2017. Con precios de los metales constantes, no hay razón para esperar una recuperación de la inversión privada”, comentó a Correo.

SEGUNDA RAZÓN. Agregó que la inversión privada crece cuando la economía se expande con rapidez.

Es decir, “las empresas invierten más cuando perciben que la demanda crece rápido. Se espera que en 2017 el crecimiento ronde el 4%”.

Sin embargo, continuó, la mitad de ese crecimiento será por el inicio de operaciones de grandes minas, como Las Bambas, y la ampliación de Cerro Verde. “Si se quita el aporte de la minería, el resto de la economía está creciendo 2%. Y el problema es que no hay nuevas grandes minas más allá de 2017. Entonces, como la demanda agregada destinada al mercado interno solo crece 2%, la inversión privada no tendría un impulso importante al alza”, agregó.

INVERSIÓN PÚBLICA. Una tercera razón por la que la inversión privada crecerá cerca de 2% en 2017 es que aquella parte que está vinculada con la construcción depende de la evolución de la inversión pública.

“Dudo que la inversión pública pueda crecer mucho en 2017 porque estamos en déficit fiscal (más gasto que ingresos). Pero aun así, si el Gobierno baja el IGV, será harto complicado que la inversión pública no caiga. Entonces, tampoco espero que la inversión pública dinamice la inversión privada”, explicó.

Agregó que sería ideal que la inversión pública deje de caer. “Reducir la inversión pública en momentos en que la economía se desacelera es la peor política económica. Ahora bien, el problema es que estamos en déficit fiscal cercano al 3% del PBI y el Gobierno se ha planteado como meta reducirlo a 2.5% en 2017. Entonces, si se quiere bajar el déficit, no puede crecer mucho ni el gasto corriente ni la inversión pública. Lo que sería un grave error sería reducir el IGV, pues entonces sería casi imposible que no cayera la inversión pública”, precisó.

Minería

Mendoza estima que la economía peruana crecerá 4% en 2017; pero sin minería apenas alcanzaría el 2%. 

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