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Divertido y preciso en dar sus respuestas ante las interrogantes, el escritor Alfredo Bryce dejó un mensaje claro ante mas de un centenar de alumnos de la Universidad Católica San Pablo en Arequipa: que cuando existen etapas de crisis emocional, la salida para cualquier persona es el suicidio. “A mí me pasó por la cabeza y no solo una sino miles de veces, depende de las circunstancias por las que estás atravesando”, declara.

Pero no solo a él lo abrazaron este tipo sensaciones sino a la gente que vivió a su lado, como a su exesposa de nombre Mary a quien encontró en su habitación. “Algo presentí. Estaba tomando un café con un amigo allá por el año 1968 a las 11 de la noche y fui corriendo a mi departamento y la encontré allí, tirada; pero no murió”.

Y es que la depresión es una de las enfermedades por las que atraviesan muchos escritores y él como buen representante de esta profesión no se inmuta en decirlo ni contarlo en las tantas anécdotas que tiene y que han inspirado para la planificación y elaboración de sus novelas. “Un mundo para Julius”, su betseller no fue inspirado en una crisis, fue al revés, la depresión lo agarró después de escrita la obra. “No sé que pasó pero sucedió”, señala.

Alfredo Bryce está en Arequipa y estuvo ayer en el Hay Joven junto a Lucía Urtega, los relatos escuchados en el auditorio, iban cargados de gracia, elegancia pero sobre todo atención. Aconsejó a los jóvenes especialmente a aquellos a quienes se les impone estudiar lo que no quieren, a que no hagan caso y que si quieren ser escritores, que se acostumbren a los constantes viajes, a tener una vida inquietante y que solo con la constancia, los estímulos y los desafíos podrán tener una vida plena.

Dice no ser relector de sus obras, pero que cuando se concentra en la preparación y creación de alguna de ellas lee mucho, a diversos autores, y hay algunos que le impresionan y que son su constante inspiración.

ANÉCDOTAS

La atención de los presentes se concentraba en el relato de sus vivencias, tanto en Perú como en Europa. Recuerda mucho la golpiza que recibió en la década del 90, que él cree que fue gestada por el líder del gobierno de aquel entonces, quien se sintió rechazado por el escritor quien no le aceptó una condecoración. “La rechacé rotundamente, era la Orden del Sol, nunca la acepté”, dice.

Para ser feliz, dice Bryce, hay que ser joven, estar muy enamorado y ser pobre.