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Incluso en días particulares, las playas de Mollendo son altamente concurridas por los veraneantes.

Correo visitó las costas mollendinas y comprobó in situ la gran afluencia de bañistas, lo cual es positivo para el comercio y el turismo en esta ciudad. De hecho, los vendedores de comida y aquellos que alquilan sombrillas y sillas hacen su “agosto” entre enero y marzo.

Rodolfo Valencia se instaló en la primera playa bajo una carpa. Desde allí alquila sombrillas desde 10 soles. “Es un negocio redondo”, asegura.

Asimismo, hay personal de la municipalidad fiscalizando el comercio ambulatorio. Solo aquellos que lograron alquilar un puesto pueden expender comida.

Lo malo llega al final del día, cuando los veraneante se retiran y dejan un basural en las playas, pese a que hay varios contenedores.

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