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Es un licenciado del Ejército del Perú, vino a  buscando a una mujer de quien se enamoró cuando era un soldado raso, pero terminó mendigando en la Tierra del Mercurio, que se jacta de ser la tierra donde se encuentra el amor verdadero.

Richard Salas Osco a sus 25 años, se volvió mendigo por amor, porque viajó por varias ciudades buscando a Anabel a quien conoció cuando hacía servicio militar en Pucallpa, pero le acontecieron una serie de peripecias y terminó en un vagón abandonado del Tren Macho, donde el 14 de febrero lo encontraron los serenos del municipio de Huancavelica.

“Yo de Lima fui a buscarla a Pucallpa, porque me enteré que se había embarazado y creí que era mi hijo, pero se había regresado a Colcabamba, acá en Huancavelica”, cuenta un tanto apenado, pues descubrió que la joven ya tiene una relación con otra persona, además de una niña y la pareja de Anabel es su compañero del Ejército.

“No sé qué será”, suele usar como muletilla para explicar la serie de infortunios que lo condujeron a las calles a buscar comida entre los desechos y hacer del coche del tren, su hogar, donde vivía desde hace ocho meses.

“Cuando llegué a Huancavelica me asaltaron, se llevaron mi DNI, mi dinero. Yo me puse a trabajar, pero no me pagaron, luego al verme así (desaliñado) nadie me quería dar trabajo. Les agradezco a los señores del Serenazgo por haberme ayudado”, señala.

El 14 de febrero, justo el Día del Amor, los serenos lo sacaron de la vagoneta para asearle, darle ropa y comida, además de cortarle el cabello. No encontraron mejor  forma de demostrarle que también se celebraba el Día de la Amistad.

PASAJE. Ayer en horas de la noche, Richard pudo partir a Lima gracias a los serenos que le compraron un pasaje a Lima, su ciudad natal donde piensa iniciar una nueva vida.

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