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En el distrito de Chongos Bajo, provincia de , cada 3 de noviembre se recuerda el ancestral ritual del Tulluypampay (hueso enterrado), donde se le rinde honores a los familiares y amigos fallecidos y que ahora ‘acompañan’ y ‘cuidan’ a la familia en forma de calaveras.

BENDICIÓN. Desde muy temprano, decenas de pobladores llegan hasta el cementerio del distrito con sus calaveras y se acomodan a los costados de la principal vía de acceso para ser parte de una misa en honor a los muertos. Es el padre Gaspar Unto, quién oficializa el sagrado sacramento y recuerda a los pobladores que el mismo Papa Francisco pidió que los restos de los familiares fallecidos descansen en lugares sagrados, si embargo, manifestó también que respeta las tradiciones del pueblo e instó a la municipalidad distrital construir una especie de altar en el cementerio para que los restos óseos descansen en paz. Lo cierto es que las ‘protectores’ de esas calaveras se niegan a alejarse de sus ‘almitas’ (como ellas las llaman), pues en su mayoría son las ancianas quienes las cuidan.

Hasta el lugar también llegan foráneos como Manuel Ignacio (33), que llevó por primera vez su calavera a este ritual, manifiesta que los restos óseos pertenecían a un amigo que murió en soledad, “no tenía a nadie, nunca conocimos a sus familiares, por eso lo acogimos en casa, ahora es parte de la familia, le ponemos sus piedritas para que cuide nuestras casas y espante a los ladrones”.

PEDIDO. El padre Gaspar Untol, pidió al alcalde de Chongos Bajo que construyan un altar en el Cementerio para que descansen en paz los restos óseos.