La angustia, en parte, terminó. Desde hace cuarenta días, los familiares del estudiante de la policía, Julinho Daniel Gálvez Chávez (19), lo buscaban con desesperación por ríos, chacras, cerros y hasta debajo de la piedras. Pero la tarde del domingo, una pobladora en Izcuchaca (Huancavelica), le puso fin a la travesía. Se trata de Aquilina (40), quien recogía leñas a orillas del río Mantaro, sector de Aguas Calientes, y vio un cadáver atascado entre dos rocas. Ella comunicó el hecho a la comisaría de la zona y cuando los agentes llegaron al lugar avistaron el cuerpo de un varón, a 40 metros de altura de la carretera, que aún conservaba sus prendas. Por la oscuridad de la zona, postergaron el levantamiento del cuerpo para ayer por la mañana.
Al mediodía, peritos de la policía y los investigadores llegaron hasta la zona para trasladar el cadáver a la morgue.
Durante la examinación del cadáver, notaron que tenía tres heridas, al parecer ocasionados con un desarmador u otro objeto metálico, en el lado derecho del pecho, la cintura y el abdomen. No solo ello, conservaba su reloj, billetera y carnet de identidad policial (CIP) entre sus pertenencias, que permitieron su identificación y presumen de un ajuste de cuentas. Se trata del estudiante PNP, que en diciembre de este año iba a egresar de la escuela. Por la lejanía y estando al otro lado río del Mantaro, el cuerpo de Julinho fue traslada en un vagón del tren y llevado por las rieles a Izcuchaca.
En las imágenes se observa a Julinho retirándose del local, en estado de ebriedad, pero aún podía mantenerse de pie.
De acuerdo a las hipótesis que maneja la policía, el joven pudo haber sido captado por personas que buscarían hacerle daño. Al parecer, por ajuste de cuentas o venganza de una persona de su entorno laboral o familiar. “Si fuese un robo, se hubieran llevado sus pertenencias. Ha sido un crimen”, aseguró un agente durante el levantamiento del cadáver. Se investiga.