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Se lucieron en la procesión del Domingo de Ramos, en el tradicional distrito de Sicaya. Ellos estaban adornados con costosas ofrendas y se mezclaban entre la multitud de fieles que acompañaron con sus palmas a Jesús, durante su ingreso triunfal al pueblo sicaíno que representó a Jerusalén.

CERCA. A 10 kilómetros de Huancayo, la actividad fue toda una festividad de fe y devoción. Quizá uno de los pocos lugares, donde se le da un sitio especial a los nobles bollinos al lado de Jesús.

Entre los fieles, las mamitas destacaban con sus faldas largas y sombrero blanco, los varones con sombrero de ala ancha y todos llevando en las manos sus ramas de olivos, palmas y productos del campo. Todo se desarrollaba en un ambiente de fe, entre oraciones, cantos y vivas al Señor proclamándole como el verdadero Mesías y salvador.

EMOCIÓN. “Estamos felices y contentos de alabar a Cristo, los sicaínos seguimos esta tradición hace muchos años, estamos felices, este año me tocó ser la prioste y con la bendición de Dios a este pueblo le irá muy bien”, dijo emocionada, Enma Hormaza que junto a su esposo Frank Quiñones, llevan un cordero de plata como ofrenda.

Como es usual, los animales empezaron a rebuznar inquietos, por estar entre tanta gente, esto fue tomado con humor por la multitud e interpretado como un saludo.

ADELANTE. El arzobispo de Huancayo, monseñor Pedro Barreto Jimeno avanza adelante y abre paso hasta la iglesia principal.

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