No estaban enteradas que hoy era su día pero esto es lo que quieren para celebrar
No estaban enteradas que hoy era su día pero esto es lo que quieren para celebrar

Lo único que tienen en común las féminas que vamos a conocer, es que ninguna sabía que hoy se celebra el Día Internacional de la Mujer. Una de ellas vive en medio de carnes de ganado, a la otra su hijo la abandonó y la última aprendió que no hay nada mejor que emprender un negocio propio.

Yaneth Aparco (35), como desde hace tres años, deberá despertar a las 3 de la madrugada para preparar los caldos que ofrece en el centro de la ciudad. Pero su labor comienza el día anterior. Después de la ventas al mediodía, debe hacer limpieza e ir al mercado para comprar cordero, mondongo, gallina y cabeza de carnero para el menú del día siguiente. “El mondongo hierve desde las seis de la tarde, toda la noche y con fuego a leña”, comenta Yaneth mientras sirve un plato para uno de los últimos clientes del día, porque la venta ayer estuvo buena. Luego se aplica labial, ‘polvito’ y sonríe diciendo que tiene dos hijas y estas son el motor de su vida.

DOLOR. La vida de Francisca Amaro (90) parece de película. Por estos días, para lo único que tiene fuerzas es para caminar y sentarse en una banca en la Calle Real a esperar la colaboración de los transeúntes. Ella cuenta que hace dos meses su hijo Alberto la trajo de Ayacucho para radicar en La Incontrastable, pero hace algunos días la dejó para irse con una enamorada que conoció en Huancayo. “Yo tenía dos hijos, una se murió y solo quedó Alberto, pero ahora ya ni él está conmigo. Ahora me estoy quedando en la casa de unos cristianos en La Florida”, decía sollozando Francisca mientras contaba las monedas amarillas que recibió ayer para comprar un vaso de flan. “Tengo hambre”, me decía. Ella no tiene la más mínima idea del Día de la Mujer porque dice que nunca lo ha celebrado y ahora solo busca juntar para su pasaje de regreso a Ayacucho.

EMPRENDIMIENTO. Hermelinda (37) dice estar satisfecha. Tiene tres hijos y hasta el año pasado trabajaba como ayudante de cocina. Al consultarle qué hace ahora, infla el pecho y dice que tiene su propio negocio de gelatinas. “Como ayudante ganaba S/25 al día, ahora yo misma manejo mis horarios, preparo mis gelatinas y puedo parar la olla de la casa, ya que mi esposo me ayudará con la pensión de estudios de mi hijo mayor que quiere estudiar mecatrónica y es caro”, dice Hermelinda para volver al ruedo, coger sus gelatinas y ofrecerlas a S/1 en el parque.

TRABAJO. Como todos los días, Hermelinda y Yanet seguirán trabajando. en tanto Francisca junta para su pasaje de retorno a Ayacucho.

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