Pueblo Nuevo se queda sin patrullero
Pueblo Nuevo se queda sin patrullero

Los asesinatos a sueldo más sonados en la provincia de Chincha, se registran en el distrito de Pueblo Nuevo, un lugar donde pululan microcomercializadores de pasta básica de cocaína con extorsionadores, sicarios, arrebatadores y una serie de sujetos que viven del hampa. A pesar de la ola delictiva, esta jurisdicción no cuentan con un patrullero policial que pueda unirse a las rondas en los puntos demarcados en el mapa de delito.

Pueblo Nuevo no es solo el distrito más grande de la provincia, es también la cuna del terror, donde se instalan bandas que operan ante la falta de atención de las autoridades. En lo que va del año, esta zona ha sido golpeada por tres asesinatos a manos de sicarios que se instalan en ese lugar para cometer sus crímenes y luego salir sin ser descubiertos por las cámaras de seguridad que no llegan a registrar su presencia.

En el trabajo conjunto por reducir la delincuencia, los serenos de este populoso distrito junto a los efectivos de la comisaría de esa jurisdicción, tratan de hacer frente a los sujetos que acechan a sus víctimas con armas de fuego. Algunas bandas han caído, pero surgen otras más temibles que las anteriores que ahora suman menores menores de edad que están inmersos en asaltos, secuestros, robos, extorsión y venta de drogas.

¿Y EL PATRULLERO?

Hace más de siete semanas, las operaciones policiales para atrapar precisamente a estos nuevos hampones se respaldaban con el uso del patrullero PL-7214, actualmente inoperativo y guardado en el garaje de la comisaría de Pueblo Nuevo. Un desperfecto mecánico, sumado a la falta de presupuesto mantiene fuera de circulación a esta unidad, que ahuyentaba con sus sirenas a aquellos microcomercializadores del asentamiento humano José Carlos Mariátegui.

Mientras se siga dilatando la solución para esta comisaría, sigue el incremento de robo de mototaxis y motos lineales, venta de droga y la posesión ilegal de armas de fuego que son usadas en cerca del 90% de los ilícitos que se registran a diario en la sede policial.

En Pueblo Nuevo, los ciudadanos no se sienten seguros, menos aún con un patrullero menos velando por la seguridad de los pobladores, que caminan en vilo temiendo convertirse en las próximas víctimas de las bandas que pugnan por tomar el control.