Admítelo: Acuña no es peor que tú
Admítelo: Acuña no es peor que tú

Te escribo a ti, peruano promedio (o si quieren, para que no se ofendan tanto, peruano cercano al promedio). A ti que naciste en este país y desde entonces has seguido la lógica peruanísima de patear la calle en lugar de transitarla, de pasar por lo bajo en lugar de por la puerta de adelante, de caminar de lado en lugar de caminar derecho.

Tú, sí, tú, tienes que admitirlo. Admítelo: Acuña no es peor que tú.

Porque cuando fuiste al colegio, en la primaria, preferiste sentarte al lado del más chancón para copiarle. Y si no, en el extremo de tu infantil frescura y desfachatez, le pediste que te sople mientras el profesor, tan distraído él, no se daba cuenta de nada.

Y lo mismo hiciste en la secundaria, incluso te perfeccionaste. Utilizabas fichas que guardabas en los bolsillos, que escondías debajo de los exámenes. O escribías sobre la carpeta con letras diminutas, jeroglíficos que solo tú entendías. Hasta tu brazo podía llegar a ser el depositario de esas letras o fórmulas anotadas con lapicero azul.

Para ti eso nunca fue algo malo. Formaba parte de la cotidaneidad, pues todos copiaban alguna vez y mientras no te ampayaran todo estaba bien. Por eso en la universidad volviste a hacerlo. Allí incluso te juntabas con los más chancones -otra vez- para que ellos hagan los trabajos que luego tocaba exponer y tú pagabas las copias, las impresiones, los empastados. Sí, tú ponías el billete y ellos el trabajo, la quemada de pestañas.

¿Has olvidado ahora cómo fue que obtuviste tu brevete cuando al fin tenías auto? ¿Has olvidado el arreglo que hiciste, la prueba ficticia que pasaste, los contactos que te ayudaron para pasar todo y estar al volante sin que nadie te pare en la calle? Y cuando alguien te paró por infractor, ¿no fue ese sencillo guardadito el que te salvó de una multa mayor o de quedar detenido?

Tú fuiste el mismo que fue aprobado por humanidad, y no por unanimidad, cuando presentaste y sustentaste tu tesis ante un jurado que ya te habías metido al bolsillo. Y esa tesis la encargaste, la mandaste a hacer por un dinero.

Te has pasado la vida pagando por discos pirata, libros pirata, películas pirata. Has utilizado tus contactos y amigos para no formar cola, para ganar contratos con el Estado, para obtener beneficios a raudales que otros no pueden porque no tienen vara o no tienen plata.

No, mi estimado y hoy indignado peruano promedio (o cerca del promedio), lamento decirte que tú no eres mejor que Acuña. Diría que hasta te da bronca que él tenga más plata que tú, tú que tan vivo eres, que siempre fuiste a ganador, que siempre te supiste criollo y pendejo y, aun así, una persona de bien.