El desastre de Elidio y Valdez

En tiempos de desbordes y lluvias, en tiempos de tormentosa emergencia, Luis Valdez se puso de moda como caserito de los palos y del ingenio mordaz de la gente en las redes sociales. Yo diría incluso que el actual gobernador regional de La Libertad nunca había sido tan conocido entre la población liberteña, pues si no fuera por la indignación que generaron sus fotos de vacaciones en Tailandia y su posterior video de rescatista e improvisado “héroe sin capa”, no pocos seguirían ignorando la identidad del mandamás del gobierno regional.

Elidio Espinoza, mientras tanto, más allá de ser menos mentado que Valdez por estos días aciagos, ha dado una nueva muestra de ausencia real de liderazgo. Y justo cuando más se lo necesitaba. Porque, vamos, el escándalo de las compras sobrevaloradas en la municipalidad de Trujillo no es una novedad y exclusividad de esta emergencia, aunque es aquí cuando más rechazo estentóreo produce. La incapacidad de su gestión para ejecutar proyectos tampoco es una novedad.

Valdez ha sido acusado de frivolidad, y ha tratado de parchar el tremendo estruendo en su contra a su retorno. Sin embargo, cuando pasen estos días de barro y desastre, podría en aras de la transparencia hablarnos de sus viajes al extranjero, a esos lugares de ensueño junto a su pareja, que al parecer se han hecho costumbre. El gobernador está en su derecho de viajar a lugares inverosímiles, pero a más de uno ya le ha entrado una curiosidad: ¿su sueldo de autoridad le da para esos lujos?

Del mismo modo, no podemos decir que el alcalde de Trujillo sea el culpable total de la falta de prevención y planificación en la provincia. Hay responsabilidades compartidas en las anteriores gestiones de César Acuña y José Murgia. Pero a Elidio Espinoza se le escapan todas las palomas. Al hombre fuerte, al policía en retiro se le filtran los inescrupulosos y si no fuera por cierta prensa y algunos regidores que sí fiscalizan, la municipalidad podría estar ya levantada en peso. ¿Qué tipo de autoridad y líder es aquel que convive con gente que roba en sus narices y nunca se da cuenta? ¿O es que no quiere darse cuenta?