Este es el Apra, qué les parece

El Apra en La Libertad exhibe una lista de precandidatos al Congreso que poco tiene que ver con su historial de cuadros brotados de su doctrina y formación partidaria, esa que promovía el mismo Haya de la Torre a fuerza de libros clásicos y debates interminables desde los claustros universitarios.

Es lo que hay, qué duda cabe. A falta de pan, buenas son las tortas.

En este contexto Elías Rodríguez Zavaleta es una estrella con luz propia que brilla más que el resto de la lista. No se confundan, por favor: Elías es un orador de plazoleta incapaz de haber tenido una intervención plausible en el hemiclo, un ratón de campaña cuyo principal mérito es saber tocar puerta por puerta y movilizar -en buses y carros repletos- a sus compañeros de choque. Y ahí está su virtud: sabe llenar los mitines.

Después está Mónica Sánchez, una buena aprendiz de José Murgia que sabe muy bien que la sonrisa y buenas formas importan sobremanera a la gradería. Ella se ha curtido además en el cargo de vicepresidenta regional, con los programas sociales como herramientas de trabajo político. En ese sentido, Mónica Sánchez tiene más habilidades y pericias -lo cual no quiere decir que sea mejor- que Leslie Angulo y Kelly Quesquén, dos jóvenes apristas que aún no muestran más que la herencia de sus apellidos apristas.

Carlos Calderón es probablemente el más preparado del grupo y uno de los pocos capaces de sostener un debate que honre a la vieja escuela. Sus últimas y repetitivas apariciones desmerecen, sin embargo, esa virtud; acaso porque el mismo Calderón entiende que con eso no se gana elecciones hoy en día. Y es que él carece de aquello que le sobra a Elías Rodríguez, justamente.

Hay más, por supuesto. Desde los que ya fueron, como Daniel Robles, Olga Cribilleros o Mario Alegría, cuyos perfiles y gestiones ya conoce el público, hasta los reciclados como Juan Ortega Choz o Moisés Arias.

Es lo que hay, como decíamos. Es lo que tiene hoy el partido más organizado y antiguo, desde su propia cuna.