Mala leche municipal
Mala leche municipal

Hace tres semanas, desde la médula misma de la gestión municipal de Elidio Espinoza, llegó la señal de alarma: Damisela Moreno, la gerente edil de Desarrollo Social, había tenido un encontronazo con el gerente general y mano derecha del alcalde, Ismael Iglesias. “¡Un chongazo!”, afirmaban quienes estaban al tanto.

Y lo que decía esta información era lo que hoy se ha conocido ya: que la funcionaria que está a cargo de todo lo concerniente a las organizaciones sociales de base había firmado unos papeles pese a no estar al tanto de lo que ello implicaba.

“Estaba desinformada en ese momento (...) tuve que firmar”, ha dicho Damisela Moreno, asumiendo su responsabilidad -que la tiene, aunque no haya tenido intención- en este embrollo de la accidentada licitación en el Programa Vaso de Leche.

No se sabe cuánta mala leche ha habido acá aún, si hubo intención de meter mano de manera tan temprana a la plata de la comuna, o si la improvisación tan descollante de esta novísima gestión edil ha hecho nuevamente una de las suyas. Lo que sí queda claro es que, con intención de robar la plata de todos o sin ella, esta administración liderada por Elidio Espinoza no tiene el más mínimo respeto por los procedimientos.

Es que parece que tanto el alcalde como su hombre de mayor confianza alucinan que trabajan en una comisaría en la que manda el policía mayor y en la que se alteran los partes y los papeles a gusto del que manda, para arreglar lo que haya que arreglar. No, señores, no es así la cosa. Y eso hay que decirle a este par: si te has metido a una elección popular y quieres jugar el juego de la democracia, acata sus normas, sigue sus parámetros. Y si no te parece, pues hubieses seguido dedicándote a lo que hacías antes (hubiese seguido, por ejemplo, haciendo llamadas ganadoras para evitar que sigan extorsionando a tal o cual fulano).

Ya viene siendo hora de que alguien les haga entender que gobernar una ciudad es cosa seria. Y sobre todo, ya viene siendo hora de aclarar algunas situaciones que ya empiezan a oler mal, muy mal. El caso de esta licitación del Programa Vaso de Leche puede ser la confirmación prematura de que la ciudad está en manos de gente que, además de dudosa, se encuentra realmente en la calle.