Malas juntas
Malas juntas

Joaquín Ramírez -y los presuntos nexos de su tío Fidel Ramírez con el capo de la droga “Eteco”, así como el dineral sospechoso de su primo Osías Ramírez- solo ha sido como el protagónico, el estelar, la puerta de entrada. Fuerza Popular, el partido de la candidata a la Presidencia favorita en las encuestas, Keiko Fujimori, tiene aún más en esta campaña.

Otro investigado por sus presuntos vínculos con el capo de la droga, “Eteco”, es el alcalde de Tocache, David Bazán Arévalo, aliado y gran apoyo de la campaña de Keiko Fujimori en esa zona del país. La DEA y la Dirandro lo escudriñan.

El coordinador de campaña de Keiko en la selva central, César Augusto Merea, tiene una serie de antecedentes vinculados al narcotráfico. Estos vínculos provienen de la década del noventa, tal como lo ha revelado la revista Caretas, cuando fue inicialmente sentenciado a 14 años de cárcel pero luego fue salvado por el abogado montesinista Alejandro Rodríguez Medrano, el mismo que purgó condena por corrupción entre 2001 y 2008. Merea, hombre fuerte de la campaña fujimorista en Satipo, es investigado por la Procuraduría Antidrogas y de Lavado de Activos. También está bajo la lupa de la DEA.

Fuerza Popular tendrá en este periodo de gobierno 73 congresistas y, con ello, la mayoría absoluta en el Parlamento. Entre estos congresistas recientemente electos, cuatro son investigados por lavado de activos: Karina Beteta Rubín, Modesto Figueroa Minaya, Marita Herrera Arévalo y Wuiliam Monterola Abregú. No está de más recordar que desde el próximo 28 de julio ellos adquirirán inmunidad parlamentaria.

Todo este sancochado de hechos e indicios harían caer irremediablemente a un candidato presidencial en cualquier país del mundo libre y democrático, sin embargo aquí, como hemos visto, ha tenido el efecto inverso, pues es Keiko Fujimori la favorita a ganar el balotaje, según las encuestas.

La verdad, sin embargo, no tiene por qué estar supeditada a una elección. Sea cual fuere el resultado el 5 de junio, no tenemos por qué quedarnos de brazos cruzados.