Por suerte, no todo ha sido malo
Por suerte, no todo ha sido malo

Perturbada. Irregular. Caótica. Enrevesada. Desastrosa. Esta campaña electoral seguramente pasará a la historia por estos y otros calificativos más. Es lo que hay, es lo que se merece. Porque se trata de una campaña infestada de tramitología y de “denunciología”, de tachas y pedidos como reemplazo de la propuestas y los temas de fondo.

Sin embargo no todo es malo. En serio. Es más, diría que hasta ha traído elementos buenos, positivos para el futuro inmediato de nuestra política.

Repito: lo digo en serio. Y ahora les digo por qué.

Esta campaña, con todas sus anomalías, nos dejará rostros que podrán refrescar la política en un futuro inmediato. Ahí está el excluido Julio Guzmán, que depende de sí mismo para llegar a ser una alternativa seria. Lo mismo que Verónika Mendoza, una mujer que ha venido a darle nuevos bríos al liderazgo de la izquierda en el Perú. Quede como quede ella el 10 de abril -podría incluso dar la gran sorpresa, de acuerdo a las encuestas- le habrá dado a la izquierda peruana una ventana abierta para consolidarse, al fin, como una opción responsable, alejada de algunas recetas trasnochadas y jurásicas. Tiene Mendoza las condiciones para encarnar el liderazgo moderno que tantos años venían buscando los progresistas.

También está el caso de Alfredo Barnechea, un político no joven que sin embargo ha despertado el entusiasmo del elector mayoritariamente joven y conectado, de clase media y dinámico, con propuestas además que apuntan a una novedad, por lo menos en la terminología: el Estado de Bienestar. Barnechea, además, trae otro añadido: ha generado que uno de los partidos más tradicionales e históricos del país, Acción Popular, se relance, obtenga una renovada vigencia. El candidato podría, después del 10 de abril, llevar las riendas de un partido que se acomode y fortalezca la institucionalidad democráticas del país.

Estos rostros nos quedan para el futuro inmediato del país, más allá de lo que pase el día de las elecciones. Pero también algunos temas que antes parecían ser un tabú: está, por ejemplo, lo de la renegociación del gas, que hasta Pedro Pablo Kuczynski hoy enarbola como una propuesta que no podría rechazar en caso llegue al poder.