En los últimos tiempos la violencia en el fútbol peruano no solo ha generado caos, desmanes y hasta muertes al interior de los estadios, sino principalmente fuera de estos. Es evidente que ha contribuido lamentablemente con la inseguridad ciudadana. Muchos de los llamados “barristas” han dado rienda suelta a su salvajismo poniendo como excusa el tema de su “pasión” por uno u otro equipo futbolístico. Cuando uno tira piedra a otro, cuando dispara contra el hincha rival, eso ya no ocurre por pasión sino porque hay odio y cuando una persona odia a la que tiene al frente ya no es fútbol.

Por eso, es a todas luces positiva la Ley N° 30037 que previene y sanciona la violencia en los espectáculos deportivos. Su reglamentación es clara y contundente en este tema. Ya no más banderolas, rostros pintados, instrumentos sonoros, armas, alcohol, entradas gratuitas a los hinchas, preconcentraciones, ni desplazamientos masivos.

Algunos dicen que la reglamentación es drástica y exagerada ya que le quita el colorido y el espíritu guerrero que identifica el fútbol. Sin embargo, lo principal es salvaguardar la integridad de los que van a ver y disfrutar un partido de fútbol. En más de 25 años ha existido todo un historial dramático sobre la violencia en el fútbol, pero en esta última década es donde más crímenes se han cometido, poniendo como excusa siempre el tema futbolístico.

Esperemos que esta ley dé frutos y que los correctivos sirvan para que el espectáculo del fútbol tenga más asistentes.