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Veintitrés años se demoraron los constructores en terminar de levantar la Iglesia de San Agustín en Torata, hoy convertido en santuario de la virgen de la candelaria.

Correo llegó hasta sus instalaciones para apreciar la maravillosa belleza de su arquitectura colonial, sus preciadas reliquias religiosas y la devoción de la feligresía de la zona.

El párroco Darío Berrío Suarez nos recibe y nos permite apreciar el templo edificado con piedra de calicanto y que guarda la imagen de la virgen de la candelaria, patrona del distrito.

Originalmente el templo empezó a construirse allá por el año 1691 con caña y adobe luego que el Cabildo de Moquegua cediera un terreno para la misión eclesiástica, pero los eventos telúricos de los últimos siglos han hecho que sea remozada varias veces.

“Este templo cada vez se ha visto afectado por los diferentes terremotos, el último fue el del 2001 donde sufrió un gran daño en su infraestructura, de allí ya se empezó a construir este templo hasta que en el 2009 se da la inauguración, está construido toda de calicanto, con ingenieros y arquitectos que pusieron lo mejor de si”, destaca la autoridad religiosa.

LEYENDAS

El templo fue elevado a Santuario, que tiene una connotación especial, de amor y fue erigido en honor a la virgen María, adoptando el nombre de la Virgen de la Candelaria, porque en Torata Alta existía la imagen de la Virgen de la Candelaria.

“Se decía que la imagen estaba allí, después se bajó acá, según los datos de muchos pobladores se manifiesta que el niño salía a jugar a la plaza de armas y esos cuentos, historias y leyendas pero lo que tenemos es la presencia real de la imagen de la virgen de la candelaria, cuya celebraciones son en febrero, mayo y en diciembre”, anota Berrío Suarez.

PEREGRINAJE

Como santuario allí se pueden entregar indulgencias plenarias (perdones). Son cientos los peregrinos que arriban para encomendarse al Señor y a la santísima Virgen María. En la fiesta ordinaria, que es el 2 de febrero, los devotos de la región recorren a pie los 27 kilómetros partiendo desde la ciudad de Moquegua, a las 3:00 de la madrugada.

Llegan a Torata con los pies hinchados pero satisfechos porque podrán honrar a la mamita con albazos, bailes religiosos y la tradicional procesión. La fiesta dura tres días del 2 al 4, el primer día está a cargo de las familias alferadas; el segundo por la Municipalidad y el tercero por los residentes. La noche del 2 de febrero se queman los castillos.

“Es una joya arquitectónica que cada día se quiere embellecer más, se quiere atraer más feligreses a este centro, aquí la gente tiene una devoción muy grande hacia la Virgen María y la idea de la Iglesia y la parroquia es fortalecer más la vida parroquial, la vida de fe a través de los sacramentos y las actividades que año tras año se realizan”, finaliza el párroco.