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La Glorieta de Ilo, que desde siempre ha sido fuente de inspiración para sus visitantes, cumple este año 102 años de existencia. Uno de los principales conocedores de este atractivo es Nicolas Valdez Caso, quien cuenta como se ideó esta obra que se pereniza aún en el tiempo.

Fue en 1915 en que los vecinos solicitaron al alcalde Augusto Díaz Peñaloza la construcción. Así se concretó la extensión de un un puente, con estructuras de metal y madera, que conectaba la plaza Billinghurst, hasta el peñón donde se había construido un quiosco, denominado José Gálvez.

En la parte baja de la Glorieta se encontraba la recordada playa de las Pozas, más al norte se ubicaban también otras plaitas de antaño que han ido desapareciendo como La Lechuga, La Picuda, Los Diablos y Peña Blanca. Al sur quedaba la playa Pedro Valle, la playa de los gringos, balnearios que han ido desapareciendo conforme ha crecido la ciudad.

ÉPOCA

Valdez expone fotografías donde las mujeres de acuerdo a la usanza de la época se bañaban con enormes trajes que las cubrían desde el cuello hasta las rodillas y a veces incluso tenían mangas.

Frente a la Glorieta funcionaba desde antes el edifico de Aduanas, donde se tenía que presentar obligadamente los documentos para poder abordar los barcos de la Compañía Peruana de Vapores.

En el otro frente se ubicaban también los inmuebles históricos de la familia de la Flor, la casa de los Carletti y la Casa Grey. La Casa Grey era conocida porque tras el préstamo al Perú para salvarlo de la Bancarrota, administraba en Ilo la explotación del guano en Punta de Coles.

MUELLE

En 1972, la Glorieta fue testigo también durante del uso del sistema de grúas para la descarga del pescado de los bolichitos, el cual era colocado en un enorme canastón y se le trasladaba hasta los camiones Dodge que luego lo llevaban a la fábrica de harina Episa.

Como lo relata Valdez Caso, a veces algunos ejemplares de pescado caían al suelo lo que era aprovechado por las mujeres de la familia Chocano, que los recogían para llevarlos a la olla.

Así, durante sus 102 años, La Glorieta ha visto diferentes pasajes de la historia de Ilo y ha afrontado con estoicismo el paso de los años que han debilitado su estructura, pero con las reparaciones que se han sucedido por parte de las instituciones, permanecerá muchos años más para orgullo de su gente.

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