Aquí no hay derrota
Aquí no hay derrota

¿Por qué habrían de sentirse derrotados los que promueven la llamada ley de la Unión Civil? ¿No saben en qué país estamos? 

El Perú no solamente es machista, es también intolerante y prejuicioso a causa de una pobre educación y una paupérrima difusión de la cultura. El Perú es un país anclado en atavismos nacidos de la ignorancia, de otro modo no se explicaría que cometa tantas burradas eligiendo cada cinco años a impresentables, delincuentes de verbo florido o caudillos con poco cerebro y muchas sombras. El Perú, si no fuese mayoritariamente ignorante, no tendría la televisión que hoy tiene ni las estrellas que la bancan (ya que andamos en estas). ¿Entonces, por qué el desánimo?

Yo creo más bien que en este tema de la “unión civil” ha habido un triunfo, que no es total, claro, porque tampoco podemos pretender que se cambie esto de la noche a la mañana; del mismo modo en que tampoco podríamos pretender clasificar al mundial de fútbol del 2018. Todo cambio requiere un proceso, pero se cimienta en un primer triunfo, en un primer paso. Yo creo que ese paso se acaba de dar.

Porque hace apenas dos o tres años, si lo vemos bien, era impensable ver este debate ardoroso -no solamente en el Congreso- en todo el país, esta especie de primera plana que ha obtenido este tema, que durante mucho tiempo fue tabú. Hoy, hasta los niños y los ancianos tocan el tema, y toman partido por una u otra posición. Las redes sociales se han ocupado y se vienen ocupando del tema hasta el hartazgo, y los llamados líderes de opinión no solo lo comentan y analizan, sino que toman partido por la igualdad de derechos para todos incluyendo los homosexuales.

Seamos sinceros aquí: aún hay que trabajar si queremos tener una sociedad realmente inclusiva. Además, conquistas de esta naturaleza solo llegan cuando una sociedad en su conjunto toma verdadera conciencia, y para ello la educación y la cultura -otra vez- juegan el rol fundamental. ¿Cómo podemos ahora mismo dar ese gran salto de aprobar una norma de vanguardia, si ni siquiera la mayoría ha aprendido a respetar las luces del semáforo? No podemos dar ese salto real mientras haya tantos que aún creen que la homosexualidad es una desviación o una elección perversa.

Pero, pese a todo, estamos en el camino. Y, repito, hemos dado un gran paso.

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