Piura: Las organizaciones criminales amasan fortunas con el “narcomenudeo”

Somos conocedores que a diario se intervienen a personas por integrar bandas dedicadas a la microcomercialización de drogas. Sin embargo, detrás de estas personas que son simples marionetas se esconde un peligro y gigantesco mundo de narcotráfico, en Piura. 

ORGANIZACIONES. Fuentes oficiales de Correo manifestaron que detrás de las organizaciones criminales que son investigadas y que han sido desarticuladas, una de sus principales actividades para mantenerse es el abastecimiento y posterior venta de droga.

Para los cabecillas de estas organizaciones, con el dinero que ganan a través de la microcomercialización de Pasta Básica de Cocaína (PBC), marihuana y clorhidrato pueden adquirir armas de fuego que son utilizadas en otras actividades como el sicariato o las extorsiones a las obras de construcción civil.

“En las organizaciones criminales tienen sus grupos delictivos. Algunos de sus integrantes tienen nexos con los narcotraficantes y se dedican a abastecer de droga a otros participantes de la misma red delincuencial, pero están más abajo en el organigrama, quienes serían los microcomercializadores.

Aunque la población lo ve solo como vendedores de “ketes”, estos pueden llegar a generar grandes ingresos para la asociación ilícita a la que pertenecen, explicó nuestro informante.

ganancias. Además, otro de los puntos que explicó nuestra fuente fue que cuando el abastecedor y el distribuidor de zona conforman la misma organización criminal, los ingresos a estas pueden llegar hasta los 80,000 soles.

“Uno de los casos que se recuerda fue el de la red criminal de ‘Los Cototos de Paita’, cuyos integrantes solo con el dinero de la venta de droga pagaban a sus sicarios. La microcomercialización no se debería ver como un delito menor porque detrás de los vendedores de ‘ketes’ hay toda una organización delictiva y narcotraficantes”, refirió.

CADENA DE EJECUCIÓN. Además, se supo cómo sería la modalidad que emplean los narcotraficantes hasta llegar a los distribuidores de asentamientos o bien conocidos como microcomercializadores.

“La cadena empieza con el productor, que en su mayoría son personas del sur, estos vienen a la provincia o envían la droga a un acopiador, quien se encarga de vender o colocar el producto en el menor tiempo posible; aquí aparece la figura de los abastecedores, quienes entregan la droga por kilos a un sectorista”, indicó una fuente policial.

Según el agente, este personaje se encarga de empaquetar la droga en pequeños envoltorios conocidos como “ketes”.

“Se le conoce como sectorista porque tiene el dominio de todo un asentamiento. Empaqueta bolsas con cien o doscientos ‘ketes’ y se las entrega a los distribuidores de estas áreas o también conocidos como distribuidores de zona”, explicó.

En la explicación que dio el experimentado agente, tanto el abastecedor como el sectorista en el apuro que tienen de deshacerse de la mercadería para no ser descubiertos por la policía solo la entregan sin recibir en ese momento dinero alguno.

“El problema para ellos viene luego, cuando buscan cobrar por el producto que han otorgado y muchas veces ya el sectorista o los distribuidores no tienen el dinero. Aquí nosotros como unidad policial nos enfrentamos con otro delito ya que estas personas la manera que tienen de cobrar por una mercadería no pagada es con la vida, y aparecen los crímenes por ajustes de cuentas”, señaló.

MODALIDAD ENGAÑOSA. Las modalidades de los vendedores han cambiado.

Fuentes del Escuadrón Verde revelaron que han podido detectar a personas que realizan delivery en las discotecas más exclusivas de la ciudad.

“Ellos trabajan con sus clientes fijos, estos los llaman y ellos llegan con dos a tres envoltorios de clorhidrato de cocaína y les pagan 50 a 100 soles”, dijo.

Asimismo, se conoció que de un kilogramo de droga los sectoristas pueden sacar hasta mil envoltorios de esta sustancia.

Sin embargo, una de las modalidades ya conocidas por los vendedores es mezclar la pasta básica de cocaína con otros productos como tiza, maicena, harina, maicena u otras sustancias que afectan aún más el organismo de la persona consumidora.

La venta y el consumo de droga parecen estar en un lazo perpetuo.