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La última semana cerró un 2015 sumamente variopinto y plagado de sucesos que atrajeron la atención de nuestros lectores en la región , aunque en este período hubo dos temas principales que merecieron la máxima atención por sus repercusiones, tanto en materia de lucha contra la criminalidad organizada como por su contenido social y humano.

En su laberinto. En el primer caso, como ha ocurrido en las últimas tres semanas, el interés de la ciudadanía siguió centrado en el proceso contra la banda criminal del denominado “comandante Mela”, Luis Escobar Calderón, y los entredichos que saltaron en los últimos siete días por sus supuestas fallas en la construcción del caso a nivel policial.

De hecho, el lunes 28 de diciembre cobró relevancia la versión de que la Oficina General de Inspectoría de la Policía Nacional entró a tallar en el caso, a efectos de indagar la pérdida de diversos instrumentales de prueba ocurrida durante la cadena de custodia policial derivada de la Operación “Latigazo I” del 11 de diciembre del año pasado.

A raíz de esa revelación, el comando policial salió a lavarse las manos en declaraciones que pusieron en evidencia un soterrado enfrentamiento con el Ministerio Público y que obligó después a una reunión a puerta cerrada entre la fiscal del caso, Fanny García, el presidente (e) de la Junta de Fiscales Superiores y el jefe de la Región Policial de Piura, en el despacho de este último.

Entre la ciudadanía, la sensación que dejó esta suerte de ping - pong entre los responsables de la investigación es que la operación pudo ser un éxito contra el crimen organizado en Piura, pero se cuestiona el caso por la pérdidas de tres discos duros y tres chips del abogado Luis León More, lo que puede terminar por favorecer a los implicados.

El otro ángulo de la noticia no fue menos trágico. Como ya es una constante en la temporada de verano, la represa Los Ejidos (donde está prohibido veranear por su alta peligrosidad) volvió a cobrarse la vida de gente inocente. Esta vez, las aguas traicioneras de ese lugar de distracción se cobró de la peor manera las vidas de un padre y sus dos hijos, quienes perecieron ahogados ante las miradas aterradoras de sus seres queridos y cientos de bañistas del lugar. Lo que llamó la atención es que mientras se rescataban los cadáveres, la gente seguía bañando allí como si nada hubiera pasado.

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