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La historia de vida de Aida Rejas Marcos (80), se convierte en un testimonio de superación y amor por sus hijos. Aida nació en el distrito de Pachía y a la edad de cuatro años quedó huérfana y tuvo que ser criada por sus tíos. Ayudaba desde pequeña en los quehaceres del hogar, era muy a comedida y comenta que conoce muy bien todo el distrito de Pachía como la palma de su mano.

Al formar su propia familia, Rejas tuvo la dicha de ser madre de cuatro hijos; sin embargo, el destino le arrebató a su pareja cuando su primogénito tenía diez años de edad.

“No tenía a nadie, tuve que vender en la calle como ambulante picarones y picante. Mis hijos pequeños me ayudaban en todo lo que podían, vivíamos en una modesta vivienda cerca al colegio María Ugarteche, la cual fuimos mejorando poco a poco”, manifestó.

elegida. Aida Rejas, cuenta también que fue comerciante del mercado 2 de Mayo desde 1967 hasta 1992, donde tenía un puesto de venta de menudencia, pero para sostener y sacar a adelante a sus hijos vendía carne y otros productos. “Al día llegaba a vender 100 pollos, las personas hacían cola para comprar sus productos o pagaban por adelantado, en aquel tiempo”, señala.

Nunca he tenido un vicio, mi mayor dedicación han sido mis hijos y han sido muy buenos: “María Anco Rejas, es jueza; Ana es farmacéutica y José laboran en la administración en un hotel”, señala al tiempo de precisar que uno de sus hijos la cuida desde el cielo.

“Ser madre soltera no es impedimento para salir adelante, se puede vender limones para dar de comer a tus hijos. Se empieza desde abajo y no hay que tener vicios”, dijo.