Un agente de seguridad en Irak mata a dos pescadores
Un agente de seguridad en Irak mata a dos pescadores

Dos pescadores de la Villa Puerto Pizarro perdieron la vida producto de los disparos con arma de fuego efectuados por Alberto Edú Dávila Paredes (32), un agente de seguridad de una empresa norteamericana que presta sus servicios en el país de Irak.

El presunto autor del crimen había llegado a la ciudad de Tumbes para pasar sus vacaciones y visitar a su familia.

Sin embargo, en sus días de relajo, Alberto Dávila acudió al bar picantería “Concho”, ubicado en el sector “Rivera del Mar Sur” de la Villa, donde ocurrieron los lamentables hechos de sangre que han conmocionado a la población porteña.

BRONCA. Eran cerca de las 8 de la noche del último lunes cuando un grupo de amigos, entre ellos el autor de los disparos y cinco personas más, libaba licor en el bar “Concho”.

La noche frente al mar parecía transcurrir con normalidad, hasta el momento que Dávila Paredes habría miccionado a propósito en las zapatillas de Dany Jesús Fiestas Zárate (38). Éste último le habría hecho un reclamo airado, siendo sorprendido fríamente por una pistola en la frente de parte de su contrincante de turno.

El agente de seguridad había extraído su arma de fuego de un canguro, incluso, según algunos testigos, la habría rastrillado. Al ver la situación, curiosos y el propietario del bar pidieron apoyo a la Policía de la jurisdicción.

Sin embargo, se maneja la hipótesis de que todo se habría desencadenado por una mujer y no por la broma pesada del pistolero.

FATAL DESCUIDO. Según los testigos, para terminar mejor la discusión ambos rivales habrían dejado los tragos y caminado hasta el pasaje del “Pescado”. Hasta ahí, el panorama era limpio.

Los agentes policiales habían llegado en dos patrulleros y detenido al que tenía el arma, subiéndolo al asiento trasero de un patrullero.

El “Irakí” observaba por la ventana cómo los moradores no dejaban escapar a su hermano, Antony Andy Dávila Correa (20). No obstante, el detenido no tuvo mejor idea que descender del vehículo, caminar unos pasos y sacando su arma de fuego le apuntó al pescador.

Entonces, los policías que habían llegado a intervenir se dieron cuenta de que habían cometido un gran error al no requisarlo y quitarle la pistola, a pesar de que los mismos moradores le habían advertido de que portaba un arma.

En contados segundos los agentes no pudieron hacer ya nada y la desgracia se desató a balazos frente a unos metros de la orilla del mar.

DISPAROS. A Dávila Paredes no le tembló ni el alma y disparó a matar. Los curiosos y policías buscaban refugio ante el sonido de los proyectiles, Fiestas Zárate caía pesadamente. La sangre no tardó en manchar la tierra fría, mientras los gritos acompañaron a la tragedia de un lunes por la noche.

El ataque no pudo ser contenido por nadie y las balas perdidas terminaron impactando a un curioso que llegó a presenciar la escena.

MUERTE INESPERADA. Se trataba del joven pescador Jorge Luis Peña Farfán (22), quien vivía a espaldas de la comisaría de la jurisdicción.

El joven salió a toda velocidad, cuando escuchó que cerca al bar “Concho” se suscitaba un pleito.

El pescador, impulsado por la curiosidad, llegó antes que los efectivos policiales al lugar de los hechos logrando presenciar todo. Pero, uno de los proyectiles le impactó en el abdomen quedando tendido en el piso. Su curiosidad lo había llevado a su propio final.

Algo similar ocurrió con Fiestas Zárate. Según cuenta su hijo, el ahora occiso había estado cerca de las 4 de la tarde en el lugar libando licor. Después había vuelto a casa a descansar. Desafortunadamente se había incorporado y acudido de nuevo al bar, para no volver nunca más.

AYUDA. Después de lo ocurrido, la Policía logró reducir al autor de los disparos y detuvo a otros tres que iban con él.

Mientras tanto, los cuerpos abatidos fueron auxiliados por los vecinos, quienes a bordo de vehículos particulares trasladaron a las víctimas hasta el hospital regional. Al nosocomio llegó cadáver Dany Fiestas Zárate por un paro cardiaco.

Peña Farfán llegó herido, pero su organismo no soportó la excesiva pérdida de sangre y feneció.

ENFURECIDOS. En un principio los pobladores pensaron que los autores habían sido policías vestidos de civil, por lo cual, enardecidos quisieron hacer justicia con sus propias manos.

Los vecinos se organizaron para tomar la comisaría de Puerto Pizarro, pero según la noche avanzaba se calmaron.

No obstante, los moradores están descontentos por la mala actuación de los agentes, que no registraron al autor de los disparos para quitarle el arma.