Crítica: El Libro de la Selva, la lucha por la supervivencia
Crítica: El Libro de la Selva, la lucha por la supervivencia

La primera versión que sacó Disney, allá por finales de los años 60, regaló un relato animado inocente, divertido y familiar. Pasaron algunas décadas para que el Libro de la Selva vuelva a la pantalla grande convertida en una experiencia ampliamente digital. La nueva entrega gira en torno a un personaje de carne y hueso, Mowgli, interpretado por Neel Sethi, un niño actor de origen indio-americano, que termina sacando a flote una notable interpretación. Hay que darle crédito a este pequeño artista, pues debe enfrentarse por sí solo a un mundo imaginario compuesto por personajes digitales con los que interactúa en una selva hermosamente irreal.

Recordemos que Mowgli es un humano criado por lobos y otras vestidas que viven en una desolada selva. Y, al igual que en el clásico relato, tiene como aliados a la pantera Bagheera, en la voz del actor Ben Kingsley, y al relajado oso Baloo, que de manera irreverente ejecuta Bill Murray. Además, el pequeño es presa constante del despiadado Shere Khan (Idris Elba), un tigre que no acepta la presencia humana en un círculo donde reinan los animales.

Hay más cosas que rescatar en esta nueva apuesta del clásico de Disney, como la idea de ser testigos de un fastuoso medio ambiente plagado con todo tipo de especies, desde el más rastrero hasta aquel que se encuentra por encima de la cadena alimenticia. Por otro lado, el espectador es testigo de una fauna que, aunque es hecha a computadora, brinda un viaje a los ojos hacia una atmósfera contemplativa. Si tienes la opción de apreciar la cinta en formato 3D, el boleto valdrá su precio, pues la historia se presta enormemente a este tipo de realización.

Una lección que nos da la película es la relación del hombre con el animal y cómo hasta la especie más feroz puede volverse vulnerable al humano cuando este usa la “Flor roja” (que no es más que el propio fuego creado por el hombre desde tiempos primitivos), aquella que es capaz de controlarlo todo, de destruir campos naturales, e incluso de volverse el escudo de una batalla como la supervivencia de especies, una situación que se refleja de manera intensa en la gran batalla final por tratar de proteger al pequeño Mowgli en un hábitat salvaje.

También es necesario mencionar que la historia realizada por el director Jon Favreau ahonda en el tema de la inestabilidad del clima ambiental, cuando en el relato se menciona cómo las especies dividen su vida entre los temporales de lluvias y la sequía, y que esta última se había prolongado tanto que llamó a un acuerdo de paz entre todas las especies animales para encontrar un reservorio de agua que pudiese ayudar a la supervivencia de todos sin aniquilarse unos a otros. La escena donde Mowgli acude con su familia de lobos en busca de un poco de agua es una de las más notables, al tener que caminar hasta el estanque de la paz para lidiar con las miradas y rumores entre un enjambre de especies ante la presencia de un “animal de dos patas”.

Las nuevas generaciones serán testigos de una nueva historia que, por si acaso, tiene algunas escenas que podrían herir la sensibilidad de los niños menores de 8 años. Al final, esta historia familia merece apreciarse en pantalla grande para hacernos recordar lo asombroso que puede ser la selva y sus habitantes.