'Grandma' (crítica)
'Grandma' (crítica)

Recordado por dirigir películas taquilleras como American Pie y El profesor chiflado II: la familia Klump, Paul Weitz vuelve a la escena cinéfila con un drama. Aunque no sea la primera vez que aborda este género, nunca había tenido tan buena acogida ante la crítica (Festival de Sundance, Rotten Tomatoes y una nominación para su actriz principal en los premios Golden Globe).

La historia comienza con Elle (Lily Tomlim), una poetisa con problemas de inspiración, quien acaba de terminar con su novia Olivia (Judy Greer). Cuando parece que ese día dificil está por acabar, su nieta Sage (Julia Garner) llega de forma imprevista, pidiendo 630 dólares para pagar un aborto. El personaje de Garner no quiere decirle de su embarazo a su madre Judy (Marcia Gay Harden), una abogada que está todo el tiempo ocupada, y naturalmente sin tiempo para la familia. Sage no tiene dinero, Elle tampoco. Esta escasez económica las empujará a un viaje que las ayudará a conseguir los $ 630, mientras ambas van conociéndose con las horas. 

Las actuaciones de todo el elenco son geniales en los casi 90 minutos que dura el filme. Si bien el desarrollo de la trama es un poco previsible (todos tienen el deber de dar las condolencias a Elle por la muerte de su pareja), se resuelve con diálogos y escenas cómicas que aparecen en momentos precisos.

Al estilo de Volver o cualquier otra película de Pedro Almodóvar, en Grandma las mujeres son los personajes principales y los varones pasan a un segundo plano. Además de menciones a grandes feministas como Simone de Beauvoir y Betty Friedan, la cinta relata la interacción de tres generaciones de mujeres (Elle, Sage y Judy).  

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