Jonás Cuarón, cineasta: “Cuando el mexicano cruza la frontera de EE.UU., le espera un desierto feo y difícil”
Jonás Cuarón, cineasta: “Cuando el mexicano cruza la frontera de EE.UU., le espera un desierto feo y difícil”

El cineasta y escritor mexicano Jonás Cuarón, hijo del oscarizado director Alfonso Cuarón (Gravity, 2013), llegó a Lima como invitado del 20 Festival de Cine de Lima y en diálogo con Correo nos habló de su ópera prima, Desierto, drama que narra el éxodo de 15 latinoamericanos que intentan cruzar la frontera de Estados Unidos en busca del sueño americano.

Tras su estreno en México y Francia, la cinta protagonizada por Gael García Bernal será lanzada en octubre próximo en el país de Barack Obama, un mes antes de las elecciones que tendrá entre Hillary Clinton y Donald Trump al nuevo presidente.

El estreno de este éxodo de emigrantes mexicanos hacia EE.UU. coincide con las declaraciones racistas de Donald Trump; ¿fue casualidad o calculado? 

La película la empecé hace diez años, sabía que existía, pero no que iba a volverse lo que se ha vuelto. Me tardé tanto que en todo el proceso Gael se burlaba de mí -“uy, cuando la estrenemos ya no va a ser relevante el tema migratorio, el odio al extranjero”-. Lo triste fue que a unos meses de estrenar la película en Toronto (Canadá), Trump anunció su candidatura y nos dimos cuenta de que el tema es aún más relevante ahora. La crisis migratoria es un fenómeno actual y universal.

¿Por qué elegiste a Gael García Bernal para ser el líder de este grupo de inmigrantes?

Por ser un actor que admiro mucho y porque él ya había dirigido, producido y actuado en documentales sobre el tema migratorio. Siento mucho, en este tema del odio hacia el extranjero, que hablan del migrante como un monstruo sin rostro que está del otro lado del muro. Y para romper ese esquema me interesaba darle un rostro muy conocido al migrante.

El antagonista, este vigilante que quiere cazar hombres, da la impresión de ser un Donald Trump. ¿En quién te has inspirado para este personaje?

El personaje de Sam (Jeffrey Dean Morgan) está basado en este discurso de odio al migrante. La idea es ilustrar lo que pueda llegar a hacer alguien bombardeado con tantos discursos de odio. Como dice Gael, “si la sociedad sigue bombardeada, tarde o temprano alguien va a jalar el gatillo”.

¿Cuánto has mirado dentro de ti para la construcción de los personajes?

Generalmente, al personaje uno trata de darle cosas con los que uno puede conectar. En el caso de Desierto y Gravity me interesaba saber muy poco de los personajes, para que cada quien genere su propia conexión. Algo que me gusta de Desierto es que más allá del odio, el personaje de Sam se puede volver una metáfora para el que nos bulea en el colegio o en el trabajo. Siento que el arquetipo de ser perseguidos, todos de una manera u otra lo hemos sentido.

La película termina con los dos sobrevivientes perdidos en el desierto. ¿Por qué no le diste el final feliz?

El final me costó mucho porque, por un lado, al ser una película de género hubiera sido frustrante matarlos al final. No quería un final feliz, porque lo que he visto viviendo en Estados Unidos es que no existe el sueño americano: cuando el mexicano cruza el desierto, lo que le espera del otro lado es otro desierto igual de feo y difícil.

¿Cómo defines tu ingreso a la dirección cinematográfica?

Yo gocé mucho con este proyecto, cada paso era aterrador, no sabía qué se venía; todo era como tirarse a un precipicio.

¿En qué te ayuda ser hijo del oscarizado director Alonso Cuarón?

Los proyectos son lo que son y el público reacciona al proyecto. Si algo me ha servido estar al lado de mi papá y mi tío Carlos (Cuarón) es que generó un atajo encontrar un mentor; he tenido la fortuna de tenerlos como mentores, han sido grandes maestros.

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