"No me pesa o me presiona ser el hijo de Ricardo Darín"
"No me pesa o me presiona ser el hijo de Ricardo Darín"

A cinco años de su debut en la actuación, tras los pasos de su reconocido padre , el “Chino” Darín sostiene que se está formando una identidad en su carrera como actor. El joven de 20 años llega a las salas peruanas mañana con Voley, comedia argentina de encuentros y desencuentros sexuales de un grupo de jóvenes que viajan para celebrar el Año Nuevo.

¿Te atrae Hollywood? 

Me atraen todas las industrias, no Hollywood en particular. Sería lindo formar parte de estos proyectos gigantes, donde la parafernalia y la carne están en la parrilla. Pero me atrae más el cine europeo, inclusive me gusta más el cine asiático. No me desvivo por hacer algo en Hollywood.

¿Es duro para ti quitarte el peso de ser hijo de Ricardo Darín? 

No vivo con un peso, no tengo que hacer ningún trabajo para quitármelo de encima. Soy consciente de que este peso está puesto desde afuera: existe una comparación entendible sobre dos personas que por más que tengan el mismo apellido son absolutamente distintas y de diferentes generaciones. Puede haber expectativas, comparaciones, prejuicios sobre esto. Lo único en que sí trabajo es para generar una carrera que no esté emparentada con eso, sino hacerme un propio camino. No es un peso o esfuerzo a estas alturas del partido, cuando era más chico y tenía que tomar la decisión de ser actor, puede que me jugara algo en contra internamente, pero hoy no vivo con presión o con peso. He hecho varios trabajos, eso ya genera una identidad.

¿No planean hacer algo juntos? 

A los dos nos gustaría que suceda, pero no es algo que tengamos como objetivo, ni va a suceder, a menos que sea de manera natural.

¿Fue un desafío hacer un desnudo en Historias de un clan? 

Hice un personaje y en el guion aparecía un desnudo. Es un vestuario, no iba a estar vestido en la ducha, pero pude poner mis condiciones, dije: “Quiero estar de frente, que esta aparte se vea”, no me produce nada en cuanto al significado hacer esa escena. Uno ve un vestuario de jugadores rugby, pero a la hora de hacerlo estás rodeado de 30 técnicos sosteniendo cámaras, micrófonos, vestidos con pantalones cargo y mirándote en bolas (risas). Ese es el momento más raro y complicado, después si todo está cuidado y la idea no es explotar a uno por ese lado, se puede hacer. Tal vez si esto me hubiera pasado en Alguien que me quiera (mi primera telenovela), hubiera dicho que no.

Con respecto a Voley, ¿qué fue lo que atrajo del personaje Ignacio? 

Más que el personaje me atrajo la historia y la posibilidad de trabajar con Martín (Piroyanski, el director). Cuando fui a hacer el casting, tenía solo una escena, pero ya me daba ganas de formar parte del proyecto por el elenco. Después descubrí en Nacho, salvando las circunstancias, un personaje bastante similar a como soy en mi vida cotidiana. Nacho es un tipo relajado, no se preocupa ni ocupa de nada en la vida, por lo cual es complicada su relación con su novia.

Nacho tiene un affaire con Belén, pero termina yéndose con su novia Manuela, ¿cuál es tu crítica al personaje? 

Me parece que lo de Nacho, además de ser un desliz, con lo cual no estoy de acuerdo, también es una prueba. Hay una crisis, los dos se están metiendo en un terreno pantanoso que de alguna manera termina fortificando la relación. No digo que se deba justificar, pero son estas situaciones en que uno se confunde y de los errores se aprende.

En la película se pone sobre la mesa cómo los jóvenes viven el sexo desenfrenado y el consumo de drogas, ¿por qué es importante contar esta historia? 

Es una comedia y desde el humor se puede tocar temas tabú, el sexo, las drogas e incluso las relaciones humanas con una mirada humorística que no deja de ser crítica. Había gente que decía que la película era machista por el discurso de Nico sobre cómo la naturaleza del hombre y la mujer están destinados a distintas cosas. Yo creo y coincido con Martín en que no es así.

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