Valentino, cocina mediterránea que se renueva constantemente

Más de 30 años deleitando al público limeño con una combinación de refinada cocina mediterránea e ingredientes del Perú e Italia, el restaurante Valentino nos trae como novedad una carta que cambia semanalmente de acuerdo a los productos que se encuentran frescos y en temporada. Duilio Giannattasio llegó a nuestro país en el año 1978 por motivos laborales y quedó enamorado. Después de varios años trabajando para distintas cadenas hoteleras y viajando por varios países, decidió quedarse en Lima y fundar el restaurante Valentino. Un local referente de la alta gastronomía en Lima y especialista en comida mediterránea, pero siempre utilizando ingredientes propios de Perú e Italia. 

“Quedé enamorado del Perú porque me pareció el país ideal para cualquier cocinero. Encuentras casi todos los ingredientes, de una excelente calidad, casi todo el año. Hoy buscando esa calidad día a día es que hemos creado esta carta que varía semanalmente y que nos permite ofrecer al comensal los mejores y más frescos ingredientes del mercado”, cuenta Giannattasio.

Ubicado en pleno San Isidro, el restaurante cuenta con un amplio salón comedor.

Mesas de mantel blanco ubicadas en un ambiente clásico y elegante muy bien distribuido. El local también cuenta con un amplio bar, en donde uno puede disfrutar de clásicos de la coctelería mundial y de las creaciones de la casa.

La carta

Con una carta clásica, dividida en entradas, sopas, primeros platos y postres, el Valentino nos trae en su carta de esta semana platillos para comenzar, como la tostada de caracoles hélix y tuétano bourguignonne, el tartar de atún aleta amarilla con aceite de betarraga, o el pulpo “Alla Diavola”. Otro clásico es la ensalada de endivia con nueces y roquefort, así como la ensalada César, elaborada para mínimo dos personas.

Dentro de los platos de fondo encontramos unos linguini de cangrejo moro y zapallito, así como un mero murique a la sartén con pepperonata y salsa verde. Si lo suyo son los camarones, no deje de probar el risotto a las hebras de azafrán con camarones y cava brut, también para mínimo dos personas. O el gratén de cola de camarones. Si busca platos más consistentes, el corazón de lomo con salsa de vino tinto y echalote le encantará, o la canilla de cordero al oporto con polenta tierna. Dentro de los postres encontramos opciones para todos los gustos y que son realmente tentadoras, tales como la sorpresa Valentino, suave bizcocho de chocolate derretido en el interior; el semifreddo de limoncello o la fruta de estación gratinada con sabayón (crema hecha a base de yema de huevo, azúcar y vino dulce, acompañado de helado de vainilla).

Si lo suyo son las pastas, el restaurante cuenta con un buffet los días domingo, en donde sirven pasta fresca hecha en casa.

Sin duda, un restaurante clásico, que presenta una propuesta gastronómica de calidad inalterable a pesar de los años y con una excelente atención. Vale la pena visitarlo.

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