Beatriz Merino: “Tengo una relación  de amor con el Perú”
Beatriz Merino: “Tengo una relación de amor con el Perú”

Fue la primera mujer de América Latina en ser presidenta del Consejo de Ministros y también la primera mujer al frente de la Defensoría del Pueblo. A lo largo de su vida recibió muchísimos reconocimientos pero el que más destaca es un pequeño tablón de madera tallado a modo de certificado donde se lee: “A la Ministra de los pobres”. Un obsequio que le encanta tener cerca.

¿Cómo era de estudiante en la universidad?

Estudié letras en la Universidad Católica por dos años. Luego estudié Derecho en San Marcos, la que yo considero mi alma mater. En esa etapa me volví un ratón de biblioteca. Nunca me imaginé entrar en la política. Si en ese momento me hubieran preguntado, hubiera dicho “jamás”.

Entonces, ¿por qué entró al Senado en el año 1990?

Porque dos terceras partes del país estaban en manos de Sendero Luminoso y teníamos una hiperinflación decretada. Cuando terminé de estudiar en Londres, mi idea siempre era regresar, pero me di cuenta que ya no tendría un país al cual regresar. Si quería tener un país, debía salir de mi comodidad en el sector privado y entrar yo misma a tratar de corregirlo.

¿Cómo ve la representación femenina ahora?

Creo que vamos bien. Antes de morirme, el destino me permitirá ver a una presidenta mujer. Cada vez que lo digo, algunos malpensados creen que lo hago por mí misma, pero no es así.

¿Cómo llegó a la Sociedad Peruana de Hidrocarburos (SPH)?

Iba a dedicarme a cosas parciales, cuando me llamó un grupo de petroleros y del sector de hidrocarburos para la presidencia ejecutiva de este gremio. Primero, me sorprendí porque yo no tenía mayor relación con el petróleo, pero tras conversar, me di cuenta que su problema era con el Estado. Estaban entrampados en una burocracia muy dura.

¿Qué la convenció de estar frente a este gremio?

Antes de considerar la posibilidad tenía que saber su opinión sobre dos temas: el medio ambiente y la consulta previa. Las respuestas que recibí fueron claras: “tenemos un respeto absoluto por el cuidado del medio ambiente y respondemos a normas nacionales e internacionales”. La otra respuesta fue: “no tenemos absolutamente nada en contra de la consulta previa y nos vamos a regir por lo que digan las autoridades”. Con esa posición podíamos trabajar.

¿Qué logro la llena de orgullo?

Cuando fui parlamentaria. Me siento muy orgullosa de formar parte de un grupo de mujeres que avanzó la legislación de protección a la mujer más moderna que tenía América Latina y lo hizo en silencio. Además, éramos completamente discrepantes en materia política. En forma individual, me siento muy orgullosa de mi trabajo en la Sunat y en la Aduana. Ambas se fusionaron sin que hubiera una sola queja.

¿Qué experiencia le dejó la Defensoría del Pueblo?

En lo personal, quizá es el más grato de todos mis servicios al Estado porque pude trabajar durante cinco años con los más pobres, los pueblos indígenas y los discapacitados.

¿Le alegra que la recuerden por esta institución?

Me siento tranquila porque cuando camino por las calles siento el cariño de la gente. Creo que esa relación no es solo porque Beatriz Merino ama mucho al Perú, sino también porque muchos peruanos se dieron cuenta que eran muy amados por Beatriz Merino. Es una relación de amor.