David Villanueva, actor: “Agradezco a la vida, a Dios y a Perú”
David Villanueva, actor: “Agradezco a la vida, a Dios y a Perú”

“El que siembra, recoge. Solo hay que saber dónde y cuándo sembrar. Esas primeras flores hay que disfrutarlas”, señala David Villanueva, quien actualmente encarna a Leonardo en Mis tres Marías y hace poco participó en su primera película. “Es un sueño”, comenta. Poco a poco, las cosas se van dando y él no puede estar más que feliz. “Mi carrera ha ido creciendo y quiero seguir así todos los días de mi vida”, afirma. Esta es su historia.

¿Cómo surge tu interés por la actuación?

Son dos etapas. Cuando yo tenía 6 o 7 años, me di cuenta de que me gustaba imitar a otras personas. Imitaba a profesores y compañeros, y sin querer me acostumbré a tener público. Todos me pedían que imitara al famoso de turno. Empezó a gustarme lo que hacía, pero yo no pensaba: “Me gustaría ganarme la vida con esto”. Luego, llegué a los 18 años y seguía imitando, de repente aparecía en programas de radio y televisión como imitador. Entonces un día me dije: “La imitación tiene sus límites, yo no quiero imitar, quiero crear”. Por eso decidí ingresar a una escuela de actores.

¿Cómo te fue al inicio?

Al principio lo que hacía era estudiar y formarme, antes de venir a Perú estuve trabajando en la calle. La crisis social provocó eso. Obviamente, si no hay oportunidades, tú tienes que buscarlas. Me ayudó muchísimo, por eso estoy muy agradecido. Me hizo entender que cada céntimo que la gente te da es porque realmente le ha gustado tu trabajo.

¿Cómo es la competencia en Madrid?

Es fortísima, te encuentras con actores que son físicamente atractivos que bailan, cantan y actúan. A mí nunca me faltó trabajo como actor en España; es más, yo no he hecho otra cosa que actuar, imitar o conducir. Sin embargo, antes de que me comiera la crisis, decidí buscar nuevas oportunidades. Yo necesitaba saltar al campo y jugar. Puedo sentirme muy buen futbolista, pero si nunca juego, no me desarrollo. Lo mismo pasa con un actor, necesitaba poner en práctica mis herramientas, grabar todos los días. Era lo que buscaba y por eso agradezco a la vida, a Dios y a Perú. La pasé muy mal. En la última etapa, prácticamente no tenía ni para pagar un café.

Cuando llegaste a Perú, empezaste como participante de reality, ¿por qué?

En realidad fue una cosa casual, yo no la busqué. Me vieron en un casting y me invitaron a participar. Lo pensé y al principio no sabía si iba a ser bueno o no para mí. Claro que lo fue. Mucha gente me pregunta si estoy en contra de los realities, cómo voy a estar en contra de la primera empresa que me da un sueldo, la posibilidad de alquilar un cuarto, de comprar comida o tener ropa. Estoy agradecido. Evidentemente, yo soy actor y este busca actuar. Fue una etapa, una herramienta y seguí creciendo. Esa era la idea.

En Amor de madre haces uno de tus primero roles protagónicos, ¿cómo te sentiste con esta oportunidad?

Cuando me llamaron y me propusieron hacer el papel de un payaso, no entendía muy bien de qué se trataba. Cuando fui al casting, me di cuenta de que era un papel maravilloso. Aprendí mucho con este personaje. Era mi primera serie en televisión. El día que firmé el contrato, me monté en un taxi y a los diez o quince minutos me eché a llorar, porque fue un sueño cumplido el dejar todo y saber que estás consiguiendo el primer paso de muchas cosas que se vienen.

¿Qué destacas de la historia de Mis tres Marías?

Que es diferente a las que se vienen haciendo. En esta novela se elogia a los padres luchadores, algo que no se ve en pantalla. Generalmente son las madres las que captan este tipo de papeles, y está bien porque ellas sienten un gran amor por sus hijos, pero no siempre es así. Evidentemente, los padres no dan a luz a sus hijos, pero sienten igual o más amor por ellos que una madre.

¿Fue una buena idea venir al Perú?

Fue una gran decisión. A veces uno solo tiene que asumir lo que sucede, pero creo que decidir es de valientes. El que no decide, nunca sabrá qué es lo que puede pasar. Yo vine con todos los miedos y las tristezas de dejar un país, una familia, pero lo hice cargado de ilusión y ganas de conseguir mi objetivo. Llegué con un sueño: hacer realidad lo que justamente estoy consiguiendo. Yo no me voy a detener, no soy conformista, quiero seguir creciendo. Quiero darlo todo, que una escena tenga luz y entregar el cien por ciento en cada actuación. Por supuesto que fue una buena decisión venir a Perú.