Saludos desde Medellín. Justamente debido a que me encuentro ajetreada por estas tierras, es que me he visto en la imperiosa necesidad de autorreciclarme. Es decir, voy a replantear la idea que desarrollé años atrás, cuando hablaba de autorregulación para Internet. La premisa básica de aquel artículo enunciaba que: "Las reglas en Internet están en manos de los privados con cada vez más incidencia y éxito". Ahora, propongo que la premisa se valide como el corolario que mueve las acciones/conductas dentro de estos espacios virtuales. Es decir, que la webdospuntocero es sinónimo de personas, ciudadanos y consumidores de a pie coordinando espontáneamente en comunidades que se construyen alrededor de disímiles e infinitos intereses (tal como se lo explicaba en Twitter a Carlos Meléndez @eljorobado).
Aunque el corolario le parezca evidente, no todos los que andan parloteando por Twitter/Facebook ven las cosas con claridad. Tal es la situación de los denominados políticos de carrera o aspirantes a cargos en la administración pública, que aún están desorientados sobre la razón que justifica su presencia en estos espacios más allá de ganarse una muy prematura calificación de 'techie' o 'geek'. Más aún, seguimos siendo partícipes de algunos ejemplos de utilización absolutamente incorrecta de Twitter por parte de políticos, que seguro ya conoce.
Hemos revisado esos y otros casos y el resultado de esa labor es una selección que ponemos a disposición en esta propuesta de 'contradecálogo' -complementario a #10Criterios.pe-. Si usted es un político/líder de opinión (o aspira a serlo) y quiere repetir o porfiar en el error de otros, échele un repaso a estos consejitos:
Contradecálogo
1. Twitter es la solución a mis problemas de popularidad: Trataré a la herramienta como estrategia porque no es una mera aplicación.
2. Twitter tiene a todos los que deben estar y que me darán RT-retuit-: Gurús, estrellas, superhéroes, Hugo, Paco y Luis. Priorizaré a los gurús, estrellas, héroes y antihéroes en mis acercamientos y RT.
3. Twitter es el inductor de más votantes: Procuraré tener varios miles –o millones- de seguidores, no importa que el 90% de esa masa no participe, solo me siga o no entienda de qué va la charla.
4. No tuitearé directamente: Colocaré a un practicante o pasante para que administre mi cuenta. Soy una persona demasiado ocupada para tuitear todo el día. A lo sumo una vez cada quince días, para no quitarle trabajo al asistente.
5. No tengo nada interesante que decirle a mi comunidad: No importa. Usaré Twitter para hablar de mis gustos personales, pasatiempos y agenda personal. Mismo mensaje a la nación. Ejemplos útiles: "Estoy en aeropuerto camino a Loreto" o "Señor, de voluntad veleidosa, ya no me moleste".
6. Mis pensamientos son tan sesudos y elaborados que no pueden ser expresados en 140 caracteres: No importa si no me dejo leer. Además yo no leo lo que me escriben mis seguidores.
7. Jamás contestaré preguntas incómodas: El silencio lo dice todo. Contestar a los seguidores es un signo de debilidad. Los ignoraré e incluso los bloquearé.
8. Seré afiliador selectivo, es decir, 'patero': Escucharé solo a los gurús, héroes y antihéroes. Ni miraré a Hugo, Paco y Luis.
9. Mi divisa será "la información es poder": Por tanto no compartiré información ni datos relevantes, pues de lo contrario perdería influencia. Y aquí el único poderos@ soy yo.
10. ¿Y si no estoy en Twitter/Facebook?: No importa. Al cabo que sigo contando con los mítines. L@s cuatr@ loc@s que se ríen de sus propios chistes -en Twitter- no me harán perder votos ni menos disminuir mi popularidad.
(*) Maite Vizcarra es experta en Tecnologías de la información y divulgadora tecnológica. Puedes encontrarla en Twitter como @Techtulia