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Un relicario que contiene la sangre de quien fuera en vida el Sumo Pontífice de la religión Católica Juan Pablo II se exhibe desde ayer en el Santuario Arquidiocesano Señor de la Divina Misericordia en el distrito de Surco.

“Es como si fuese él viniendo en un viaje apostólico”, dijo la madre María Adela Galindo, monja nicaraguense, fundadora de la orden encargada de custodiar la reliquia durante la gira, la Congregación de las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María.

Desde temprano, decenas de devotos se aproximan a las inmediaciones del Santuario, con la intención de venerar al santo y tentar su energía, en su primer día fue visitada por 6.000 fieles; en su mayoría mujeres. La sangre de Juan Pablo II solo permanecerá hasta hoy, para continuar su peregrinación por el continente americano.

El Santuario Arquidiocesano Señor de la Divina Misericordia está ubicado en la cuadra 21 de avenida Caminos del Inca, en el distrito de Surco. La exposición de la linfa papal estará abierta al público en general hasta hoy a las 22.00 horas.

"La reliquia es una ampolla con siete gotas de su sangre líquida, que se ha preservado en ese estado desde hace 10 años. Dios sabrá por qué ha mantenido líquida esta sangre, porque la sangre líquida es señal de vida, de algo que late. Es la única sangre peregrina de San Juan Pablo II", explicó la madre María Adela Galindo.

Las gotas de sangre fueron recogidas durante la última estancia de Karol Wojtyla en el hospital Gemelli de Roma, poco antes de su muerte, el 2 de abril de 2005. El objeto de adoración ya pasó por Estados Unidos, Canadá, México, Cuba, Guatemala y El Salvador

 Conocido como el "Papa peregrino", Juan Pablo II visitó el Perú en los años 80, época dura para la nación peruana, asolada entonces por una crisis económica y por el terrorismo. Hoy, parte de él ha vuelto a Lima en forma de una relicario que guarda su sangre, la misma que se le extrajo durante su última estancia en un hospital romano poco antes de su muerte, el 2 de abril de 2005, en Italia.