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No hace mucho una variedad gastronómica en Tacna relucía segura conforme pasaban los años. Un fuerte sentimiento de patriotismo heredado de los antepasados alimentaba las cocinas de antaño. Hoy pareciera que parte de esas costumbres y tradiciones ha ido olvidándose poco a poco.

Nátali Soto Pari, es una de aquellas mujeres que se resiste al cambio. Desde su restaurante El Cacique sabe que la fuerte influencia nacional y las costumbres de otros pueblos han ido modificando gradualmente la fisionomía culinaria de la ciudad heroica. “De qué nos sirve poner en la carta si la mayor cantidad de personas se centra en pedir platos de influencia nacional, hace falta una mayor difusión de la variedad gastronómica de Tacna, nosotros como restaurantes ponemos nuestro granito pero no es suficiente. Debe haber labor de las instituciones en reforzar esto”, señaló Soto.

DESAPARECEN

Platos como la patasca, el puchero, el charquicán, el ají relleno, las deliciosas melchocas, la carbonada, entre otras eran ofertas gastronómicas inequívocas en las mesas de las familias tacneñas de antaño. Ya sea como entrada o como plato principal. Hoy pocas continúan cultivándose como en aquellos años.

Otro de los románticos apegados a gastronomía de antaño es Miguel Vega. Asegura que hablar de esos delicioso platillos que usaban insumos netamente tacneños solo hacen que broten las lágrimas de cuanta mujer antigua escucha de ellos. “El picante y el adobo son de todos los días, mientras que la patasca se hace pero solo sábados y domingos; el charquicán lo hacen algunos, y el pastel de choclo, las humitas y el choclo con queso también están todos los días: Además está la herencia que dejó el cautiverio, como son los porotos o frejoleda chilena que se sirven los lunes”, refirió.

Ya no hay muchos restaurantes que oferten comida de Tacna. Los que perduran con el paso de los años intentan componerlos en su larga carta culinaria. Para muchos pasa desapercibidos y para otros sólo está en el recuerdo.“Habían platos populares de la casa como arrimado de repollo, el chupe de mondongo o guata como se le llamaba. El charquicán lo hacen poquísimas personas. Ya no se come mucho el lacayote. Ahora recuerdo que mi abuelita hacía un chupe de leche que llevaba caigua y el ají relleno, ambos con una mezcla de arroz y queso”, mencionó.

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