Mario Torres: “La pasión por lo que hago y quiero me hace sobrevivir”
Mario Torres: “La pasión por lo que hago y quiero me hace sobrevivir”

A pesar del sofocante calor que asedia la capital desde temprano, Mario Torres, escultor empírico, se levanta cada mañana con una nueva idea para desarrollar obras en su propia tienda ubicada a varios kilómetros de casa. Él, junto a su fiel “Sancho Panza”, como denomina a su hermano, se dedica a convertir piezas de chatarra en una obra maestra, que a pesar de tener un precio determinado, su valor espiritual es incalculable.

¿Cómo fue que la curiosidad lo llevó a empezar en este arte? 

Llegué a Lima a la edad de 15 años desde Sullana. Conseguí un trabajo en un taller donde podía apreciar muchas estructuras metálicas. Siempre fui una persona con varias habilidades y cada vez que veía algún fierro me preguntaba, ¿qué puedo hacer con esta pieza? Hubo una ocasión donde mi compañero de trabajo tenía la columna desviada y yo, en plan de mofa, comencé a transformar un trozo de chatarra en un muñeco que se asemejaba a su apariencia. A partir de ese momento, despertaron muchas cosas en mí, ya que varias personas notaban las piezas que creaba. Mi jefe, por ejemplo, compró mi primera figura. Ahora me he hecho un profesional en lo que hago. La figura por excelencia, y con la que no me canso de trabajar, es el Quijote.

¿Por qué el apego a este personaje de la literatura española? 

En una ocasión, me encontraba paseando por el Museo de Arte, ya que las pinturas y esculturas siempre me gustaron. De casualidad vi un cuadro que me impactó. Lo empecé a observar y me propuse realizar una escultura del personaje que se encontraba impregnado en la pintura, el Quijote. Yo jamás leí la historia, sé un poco por referencias, pero es una figura que me cautiva y que ha tenido más acogida de todas mis obras. Estoy muy seguro de que entre todos los artistas dedicados al trabajo con el hierro, soy el que más modelos ha realizado con este individuo.

¿Las personas aprecian el valor que pone en cada trabajo? 

Nos encontramos en un país que no aprecia la cultura. Al que le gusta el arte, no tiene dinero para adquirir una obra, y si lo posee, no le gusta. Hacer una escultura no solo significa unir materiales, sino dedicar tiempo. En este tipo de empleo, el artista es como el payaso, se muestra alegre ante la gente, pero no sabe las carencias económicas que sufre. Yo, por ejemplo, tengo esculturas desde hace más de 20 años en mi negocio.

¿Esto nunca lo ha deprimido?

La pasión por lo que hago y quiero me hace sobrevivir y seguir adelante. Todos los trabajos que se ven son mi vida entera. Tiempo atrás conversé con mi gran amigo Juan Mosto, compositor, y me comentó lo siguiente: “Cholo, te has metido a un trabajo muy difícil, ¿sabes lo que significa ser un artista? Yo te aplaudo porque amas lo que haces”. Reconozco que es duro este rubro, pero fascinante.

¿Cree que uno nace con la habilidad de la creatividad?

Sí. Recuerdo que de joven tenía muchas pesadillas. Soñaba con un hombre que entraba en una cueva oscura con antorcha en mano. En esa época tenía 17 años y me encontraba en mi trabajo del taller mecánico. Esas visiones se complementaron con mi labor. Hasta ahora sigue siendo así. Tal es el caso que cuando me piden que haga un diseño, no lo dibujo, ya que todo se encuentra en mi cabeza. Aún si lo llegase a hacer, nadie sería capaz de imitarlo, ya que es muy complicado.

Entonces, ¿nunca ha pensado en compartir sus conocimientos?

No, ya no. A mi edad es imposible. Lo que sí puedo hacer es decirles a las personas cómo pueden ensamblar o mejorar lo que realizan. Ser un guía más que maestro.

Por consiguiente, ¿qué pasará con su legado? ¿Hay alguien capaz de continuar con ese trabajo?

Nació conmigo y morirá de la misma manera, pues yo mismo me doy cuenta de lo que se necesita para continuar. Si a mí, que ya llevo tiempo haciendo esto, se me complica a veces, imagínese a otra persona que recién están comenzando. Si yo dejo de existir, lo único que le quedaría a mis hijos es vender todo. Incluso en la Municipalidad de Magdalena existe una persona que desea crear un libro que ponga en evidencia quién soy y lo que hago.

DATO

Mario Torres. Escultor chatarrero. Llegó a la capital a la edad de 15 años proveniente de Sullana, en Piura. Desde muy joven se dedicó al trabajo con metales, desempe-ñando los oficios de cerrajero, herrero, entre otros.

2.30 metros mide el Quijote que vendió a 9 mil soles.

50 años ha dedicado al trabajo de moldear figuras metálicas