Puno: ​Distrito de San José celebró 162 aniversario entre necesidades y malos recuerdos
Puno: ​Distrito de San José celebró 162 aniversario entre necesidades y malos recuerdos

En 1989 no hubo aniversario, ni algo que se parezca a fiesta. La incursión del “gringo” Juan Carlos Olivares del Carpio apodado “Daniel” en el distrito de San José, provincia de Azángaro el 29 de enero de 1989, develó la monstruosidad con que actuó el mando senderista.

El “triángulo guerrillero”, tenía cómo su centro de acción San José, por demás arrasada en ese entonces. Aquella noche fueron secuestradas más de 100 personas, las pocas que quedaban en el pueblo y otros líderes comunales que fueron traídos de distintas comunidades. En la Plaza de Armas, luego de vivas el “gringo Olivares”, llamó a 7 personas, todos murieron asesinados.

El sanguinario terrorista durante un año mató a líderes autoridades como al alcalde de Azángaro, Marcelino Pachari y los alcaldes de San Antón y San Juan de Salinas (en medio año asesinaron a 23 policías y 14 autoridades). San José no celebró ni hubo actividad alguna ese año. Nadie salía de su casa. La mayoría se escondía en los campos y muy pocos persistieron en el pueblo.

Como embriagado por tanta muerte un año después, el 20 de enero de 1990, Olivares ataca la Sociedad Agrícola de Interés Social (SAIS) Sollocota, poblado que pertenece a San José. Como a las 3 horas de la madrugada, solo que los pocos y recién conformados miembros del Comité de Autodefensa, repelieron el ataque de una columna de 30 senderistas.

Lograron comunicarse con la Policía en Azángaro, quienes al amanecer llegan para dar apoyo. La valentía con que enfrentaron a Sendero hizo que estos huyan hacia las alturas de la cordillera, el Surupana. El “gringo” fue abatido junto a cuatro acompañantes, todas mujeres. Así es como termina la leyenda de Olivares.

Su muerte no acabó el terror ni las muertes, tampoco el abandono.

Desde esa victoria el Comité de Autodefensa de Sollocota, hasta hoy, sigue en el olvido. El Estado desde ese negro año, militarizó la localidad instalando un cuartel del Ejército, con un grupo especial dedicado a la lucha contra el terror.

Este distrito fue el último lugar del altiplano donde permaneció la Base Militar Contrasubversiva San José. En el 2011 se retiraron por falta de condiciones. Sin embargo, el Comité de Autodefensa persiste.

Las calles de San José, empedradas y adornadas por el árboles del Qolli, ubicado a las faltas de la cordillera del Surupana, reflejan que el tiempo no avanzó en esta localidad. Sus pocas calles asfaltadas llegan a la plaza de Armas, que aún conserva los rezagos de la violencia. Tiene una torre y una iglesia que después de ser incendiada, no tuvieron más mantenimiento.

Parte de estos rezagos son varias viviendas abandonadas. No se sabe si porque sus dueños nunca más volvieron a su tierra por miedo o porque ya no les importa tener una casa en esta zona. Estas casas de a poco se caen, nadie reclama ni nadie la ocupa- cuenta uno de los vecinos.

36 años después, el último lunes, el Comité de Autodefensa, se encargó de la seguridad y el orden en el aniversario distrital por los 162 años recordados el 2 de mayo.

Dirigieron a las autoridades durante el paseo de banderas, camino a la ceremonia de izamiento del Pabellón Nacional y la bandera local. Luego asistieron al desfile cívico, cerraron el desfile con honor y orgullo empuñando las viejas escopetas de retrocarga.

Lo hicieron también sus estudiantes de inicial primaria y secundaria. Llegaron a pie y bicicleta para el desfile. Con paso gallardo desfilaron sus dos únicos colegios IES San José y la IES Sollocota, sus comunidades y este año los estudiantes de las universidades del Altiplano y Andina. Además de egresados de sas aulas.

A pesar de las adversidades, la celebración de un nuevo aniversario, siempre trae regocijo, emociona la concentración de su gente para un momento tan importante.

DESARROLLO. Este distrito tiene 2 millones 275 mil soles de Presupuesto Institucional Modificado (PIM), presupuesto por demás irrisorio que la administración del actual alcalde Jaime Callo, según sus propias expresiones, destinará a la pavimentación de dos calles, construcción de aulas, y pequeños proyectos de saneamiento en las comunidades.

Además de los programas sociales del Gobierno, San José no recibió más proyectos. La gestión del expresidente regional ejecutó un proyecto de irrigación que alcanza a 30 hectáreas y el gobernador Juan Luque, prometió la construcción de una carretera.

Eso ocurre mientras esta población no tiene acceso a servicios de saneamiento básico, y el nivel de anemia en los niños supera el 50%, según el último estudio presentado por INEI. La pobreza extrema es latente.

En la última elección presidencial, Verónika Mendoza recibió 1 213 votos en tanto fueron 856 votos en blanco y nulos de un total de 2 mil votantes. “Aquí da igual quien gane, ninguno se acordará de los nuestros”, es común escucharlos.

Y es que aquí no es cuestión de opciones políticas, sino que ese olvido termine. Fue el último lugar donde permaneció una base antisubversiva y la única zona de Puno donde existen como organización los que le ganaron al terror (comité de autodefensa), que no sea el último en ser atendido.

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