“Ser payaso es una profesión, nacida de un talento"
“Ser payaso es una profesión, nacida de un talento"

Ellos también tienen su día. El 25 de mayo se celebró el “Día del Payaso”. Con este motivo se realizaron diversas actividades a nivel nacional y local. En Lima, donde hubo un corso con la participación de más de 3 mil representantes del Perú y del extranjero, fueron organizadas por la Asociación Cultural de Payasos y Artistas de Circo del Perú y en esta ciudad la fiesta fue en familia con la asistencia de un gran número de los muy queridos payasitos.

Pero, ¿quién es el payaso?. Entre muchos, alguien levanta la mano. Es el popular Kimo, a quien entrevistamos y define así: “Ser payaso es una profesión, como cualquier otra, nacida de un talento, una vocación, un don divino que Dios nos ha dado, para alegrar, hacer reír al mundo, con nuestros gestos, muecas, expresiones y un arte que se estudia y actualiza”.

¿Se estudia para ser payaso?. 

En efecto, dice Kimo, estudian y mucho. Cada dos años se lleva a cabo el “Payafes” que es un taller donde se enseña, maquillaje, magia circense, libretos, técnicas y muchas habilidades y recursos para acercarse a los niños y responder a las circunstancias que se presentan. Las enseñanzas están a cargo de reconocidos artistas, entre ellos, Chagui de Estados Unidos; Otto, peruano; Plumerito Di Caprio, también peruano y Chocolín, un especialista en maquillaje.

¿Hay tipos de payasos?. 

Claro, están el cara blanca, muy elegante, de entrada de circo; el Tony, que no usa mucho maquillaje y hace reír con las muecas; el Aguste, de rasgos más marcados y un tanto grotesco; el payaso vagabundo, a veces de barba, pintados, con una expresión precisamente triste; también el callejero, que anda haciendo reír a la gente.

¿Y qué hace un payaso?. 

Es un profesional único en el mundo. Cualquiera no puede ser un payaso. Su trabajo es hacer feliz a la humanidad, que el mundo se ría. El payaso se hace niño y goza con los niños; hace niños a los grandes. Los mayores tienen un alma de niño que se despierta con el payaso. Un payaso es un médico que lleva la medicina de la alegría a los enfermos, un arquitecto de la risa, un ingeniero que construye felicidad, un abogado que defiende los derechos de los niños, un maestro que enseña, un sacerdote que imparte los valores de la fe, esperanza, caridad, amor, solidaridad.

¿Qué pasa cuando a alguien, especialmente a un político, se le dice que es un payaso, que esto o lo otro es una payasada?. 

Nos duele y entristece. Es un insulto a la noble profesión del payaso. El payaso no es un tonto, no es una tontería. Es una ofensa cuando dicen que esto es un circo. Al payaso y al circo se les respeta. Exigimos respeto.

¿Cómo te hiciste payaso?. 

Es un talento que tenía desde niño y que lo cultivé desde hace casi diez años, estudiando teatro en el Instituto Británico, luego haciéndome clown, un paso importante que me cambió la vida. Estuve en Kúrame, un voluntariado de EsSalud, visitando hospitales, entrando a los pabellones de psiquiatría, donde aprendí el valor de la vida, con personas y sus familiares que necesitan acompañamiento, alegría para sus sufrimientos.

¿Cómo eras de niño?. 

Soy huancaíno, era travieso, niño de barrio que reventaba cohetes en navidad. “Mataperro” como el más. Un dolor de cabeza para mi mamá. Estaba en todas, especialmente en las celebraciones, actuando y haciendo reír. ¡Qué no hacía! Todo sanamente. Hoy sigo siendo ese niño con la risa en los labios, juguetón con los chicos y los grandes.

¿Tus primeros trabajos y algunas anécdotas? 

Trabajé para otros que me pagaban poco o no me pagaban, me descontaban de todo, hasta del vestido. Después, ya independiente, no sabía de precios y cobraba tan barato que terminaba subvencionando la fiesta, pagando equipos y luces. Cuando compré un equipo propio me engañaron porque no funcionaba. Como se dice, pagamos el derecho de piso. Así poco a poco fui aprendiendo.

No estás solo, ¿ trabajas con Kimmy?.

Es el encuentro más maravilloso en mi vida. Nos conocimos en Kúrame. Desde entonces no nos separamos. Ella es increíble, de un corazón noble, con una espiritualidad que contagia y llega a los niños con el encanto de una princesa de los cuentos. Formamos una pareja perfecta en esta profesión. Ella estudió medicina veterinaria, pero el corazón de los niños le ha ganado.

¿La única payasa mujer?. 

En Huancayo hay muchas y buenas payasas. Allí están, para ejemplo, Sky y Besitos, a quienes apreciamos y son colegas en esta profesión

¿Por qué el nombre de Kimo?. 

Es el nombre de un lugar hermoso en la selva central donde abundan las paltas y las naranjas. Una nombre que también se ha hecho mujer con Kimmy.

¿Los payasos lloran? 

También. Un día de octubre del año pasado murió mi padre. No pude estar en su velorio, porque tenía muchos compromisos. La función tenía que continuar. El dolor lo llevaba dentro.

¿Proyectos artísticos?. 

Trabajamos casi todo el año. Queremos hacer quedar bien a Huancayo. El domingo 29 vamos a presentar un espectáculo no visto antes en Huancayo, en Real Plaza, desde las 5:00 p.m. Es la historia de Frozen contada por Kimo y Kimmy, con un elenco de 16 personas, príncipes y princesas con un vestuario fantástico, luces, sonido y muchos regalos, sorteos y concursos. Invitamos a Huancayo a presenciar este regalo para los niños y grandes. Es el mejor homenaje que les podemos ofrecer.

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