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Los presidentes de Estados Unidos, , y Francia, , escenificaron hoy con gestos y palabras una gran complicidad durante el desfile militar de la Fiesta Nacional francesa en París, y dejaron de lado los profundos desacuerdos en asuntos como el cambio climático o la política comercial.

"Siempre en nuestra historia -señaló- hemos encontrado ese amor de la patria que nos ha salvado (...). También hemos encontrado aliados seguros, amigos que acudieron en nuestra ayuda. Los Estados Unidos de América es uno de ellos...nada separará jamás a los los países", dijo Macron al despedir a su huésped.

"Siempre en nuestra historia -señaló- hemos encontrado ese amor de la patria que nos ha salvado (...). También hemos encontrado aliados seguros, amigos que acudieron en nuestra ayuda. Los Estados Unidos de América es uno de ellos".

Una alusión a lo que había motivado la invitación a Trump para asistir a la parada militar: la conmemoración del centenario de la entrada de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial junto a Francia y al resto de los aliados.

Esta invitación se vio correspondida con las repetidas muestras del jefe del Estado de la primera potencia económica y militar de estar disfrutando durante el desfile.

Trump intercambió de forma reiterada -a la vista de las cámaras, pero sin sonido- comentarios y confidencias con Macron mientras los aviones surcaban el cielo, pero también durante el desfile en tierra, encabezado por un grupo de soldados estadounidenses, algunos vestidos con uniformes de la Primera Guerra Mundial.

Los miembros de la tribuna se levantaron de sus asientos al paso de ese primer grupo a pie, que portaba la bandera de Estados Unidos. Trump hizo el saludo militar, mientras Macron aplaudió desde el palco, situado en la plaza de la Concordia, en la parte baja de la avenida de los Campos Elíseos.

Los aplausos desde la tribuna oficial fueron una constante durante las dos horas del desfile en el que participaron 3.720 militares a pie, 211 vehículos (incluidas 62 motos), 241 caballos, 63 aviones y 29 helicópteros.

El Ejército estadounidense también estuvo representado en el aire, con ocho cazas (seis F16 y dos F22).

Al termino del acto, una banda interpretó los himnos de Estados Unidos y Francia con las banderas de ambos países enarboladas por militares.

Trump como Macron estuvieron acompañados por sus respectivas esposas, Melania y Brigitte, así como por los miembros del Gobierno y de las más altas instituciones del Estado francés.

El desfile fue el último acto de la visita del presidente estadounidense a París, adonde llegó ayer por la mañana. Por la tarde Macron le ofreció una recepción en los Inválidos y a continuación mantuvieron una entrevista en el Palacio del Elíseo.

Por la noche celebraron una cena privada en un restaurante en lo alto de la torre Eiffel, que cerró una jornada con poco contenido de fondo pero muchas imágenes y gestos de amistad, de los que se desprende una intencionalidad política para la popularidad de ambos mandatarios.

La última vez que un presidente estadounidense en ejercicio asistió como invitado a la Fiesta Nacional francesa fue George Bush padre en 1989. Hoy se recordaba en particular a los 126.000 militares estadounidenses que perdieron la vida en la primera contienda mundial, que causó también unos 234.000 heridos.

Macron se refirió a las víctimas del terrorismo y a sus hijos, a los que Francia "debe su apoyo constante y duradero". 

EFE

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