El éxodo de los colombianos por miedo a represalias de Nicolás Maduro
El éxodo de los colombianos por miedo a represalias de Nicolás Maduro

“El sábado en las horas del mediodía llegaron los guardias, ingresaron a nuestra casa y retuvieron mi documento de identidad. El documento a él se lo entregaron (a su marido venezolano) y a mí me lo retuvieron. Me lo vinieron a entregar a las 10 de la noche, me deportaron y colocaron mi huella. Me dijeron que si yo volvía a pasar me metían presa”. Así explicaba Jessica Urrego su drama a los reporteros de la revista colombiana Semana, trasladados hasta la frontera donde miles de familias viven el martirio de la separación desde hace una semana.“Yo me escapé porque están ‘embalando’ a cualquiera, entonces tocó brincarla. Salí por el río”, dijo José López a un reportero del diario español El País. Estaba agradecido de estar ya en la orilla colombiana del Táchira, la frontera natural que hay entre Venezuela y Colombia. Quienes hayan estado atentos a las noticias de esta semana, habrán visto que súbitamente el río entre ambos países se ha llenado de migrantes, o quizá valdría decir de migrantes con alma de refugiados.

Se trata de miles de colombianos que de pronto debieron hacer el camino inverso hacia su patria, luego de que el Gobierno de Venezuela decidiera mantener el cierre indefinido de los pasos fronterizos en el estado suroccidental de Táchira, a lo que se suma la declaración del estado de excepción en esa zona.

Y con estado de excepción, la administración de Nicolás Maduro anunciaba el inicio de la masiva deportación de colombianos indocumentados bajo la justificación de que se estaba combatiendo el contrabando, la delincuencia y las guerrillas paramilitares. La crisis se inició la semana pasada, luego de que el 21 de agosto tres soldados venezolanos fueran atacados, presumiblemente por contrabandistas, en la población limítrofe de San Antonio del Táchira.

BOGOTÁ RECLAMA. De inmediato, el presidente de Venezuela anunció el cierre de su frontera con Colombia por 72 horas. Apenas iniciado el plazo, un primer operativo casa por casa ubicó, desalojó y deportó a 781 ciudadanos colombianos que vivían en las poblaciones de la orilla venezolana del río Táchira.

Casi de inmediato, otros 800 ciudadanos de ese país empezaron a cruzar el río “por su cuenta”, según ellos mismos refirieron, antes de que el Gobierno los eche.

La respuesta desde Bogotá llegó pronto. El presidente Juan Manuel Santos dijo que “allanar las viviendas, sacar a la fuerza a los habitantes, separar las familias, no dejarles sacar sus pocos bienes y marcar las casas para luego demolerlas son procedimientos totalmente inaceptables y recuerdan episodios amargos de la humanidad que no pueden repetirse”.

Mientras el mundo pudo asistir a la vista de este éxodo multitudinario, de familias enteras que cargando fardos de ropa y de enseres vadeaban el Táchira para llegar al poblado de Cúcuta, el mandatario colombiano insistía sobre los malos tratos a los que eran sometidos sus compatriotas. “Todo ser humano, aun si estuviera en un país sin todos los papeles legales, merece ser tratado con respeto y dignidad y merece un debido proceso. Y eso es lo que vamos a exigir”.

MADURO VE AMENAZA. Desde el Palacio de Miraflores, Maduro respondía: “Venezuela se ha convertido en un imán garantista de derechos sociales para el pueblo colombiano”, expresó dando a entender que los vecinos que cruzaban la frontera eran desplazados de la crisis y la guerra que “traían todas sus necesidades a cuestas”.

Agregó que 5 millones 600 mil colombianos viven en su país, lo que equivale a un 20 por ciento del total de la población llanera, y que solo en el primer semestre de este año, 121 mil colombianos se habrían establecido en su país.

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