La ciudad de Orlando vivió este lunes sumida en una jornada de vigilias y tributos al cumplirse un año del ataque a la discoteca gay Pulse, donde un hombre entró disparando y mató a 49 personas.
El 12 de junio del año pasado, el estadounidense Omar Mateen dejó más de 50 heridos en el virulento ataque cometido en nombre del grupo yihadista Estado Islámico. Después de un sitio de tres horas, fue abatido por la policía.
El local, que pronto será convertido en un museo, abrió sus puertas a las 2 de la mañana para los familiares de las víctimas y los supervivientes del ataque, en una ceremonia privada con las autoridades de la ciudad donde se leyeron los nombres de los 49 fallecidos.
Cuarenta y nueve voluntarios vestidos de ángeles, con alas de caños de PVC y grandes telas blancas, rodearon el lugar portando velas en la vigilia de la madrugada. El "Ejército de Ángeles" nació días después del ataque, para proteger visualmente a los dolientes de los manifestantes antigay.
"No importa lo oscura que esté la noche, el Sol siempre va a brillar", dijo el alcalde de Orlando -en el centro de Florida- durante el encuentro.
Fuera, frente al bar rodeado de telas con los colores del arcoíris y retratos de las víctimas, se acumulaban velas, flores, peluches, banderines puertorriqueños y toda clase de ofrendas.
Desde la noche y a lo largo de la jornada, un flujo continuo de gente está acudiendo a rendir tributo a las víctimas del tiroteo más mortífero de la historia reciente de Estados Unidos.
A media jornada, un pequeño grupo de manifestantes antigay portaba un cartel que decía: "Todos los homosexuales arderán como maricones en el infierno".
Pero la mayoría llevaba gorras, collares o camisetas con los colores del arcoíris y el eslogan #OrlandoUnited. (AFP)