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Las FARC y el Ejército colombiano iniciaron los preparativos para la liberación en los próximos días del general Rubén Darío Alzate, el cabo Jorge Rodríguez y la abogada Gloria Urrego, cuya retención dio lugar a la suspensión de los diálogos de paz que se mantienen con esa guerrilla en La Habana.

Tras días de especulaciones sobre una posible fecha de entrega y apenas veinticuatro horas después de que los soldados César Rivera y Jonathan Díaz fueran puestos en libertad, el presidente Juan Manuel Santos inició la cuenta atrás más esperada en Colombia.

"Y por último, un anuncio de una información que me acaba de llegar, que me habían preguntado mucho, que cuándo es que van a liberar al general, con la señora y el cabo. De acuerdo con los protocolos eso se podrá hacer el sábado. Entonces el sábado tendremos eso", anunció Santos en un foro en Bogotá.

Horas después, el Ministerio de Defensa anunció en un comunicado que hoy recibió la coordenadas del área geográfica donde se producirá la entrega del grupo, previsiblemente en la misma región del selvático departamento del Chocó (oeste) donde los tres fueron secuestrados el pasado 16 de noviembre.

En consecuencia se suspenderán las operaciones militares a partir de las cero horas de este jueves.

Según el Ministerio de Defensa, con las coordenadas recibidas, "se dará inicio a la suspensión de las operaciones de la Fuerza Pública en dicha área a partir de las 00.00 horas (05.00 GMT) del 27 de noviembre y por un tiempo determinado".

En anteriores ocasiones en que el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) prestó sus buenos oficios para recibir a secuestrados por los grupos guerrilleros colombianos, el cese de operaciones fue de 48 horas, con lo cual la liberación del general y sus acompañantes puede producirse incluso antes del sábado.

Por su parte, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) pidieron hoy desde La Habana, sede de los diálogos de paz, que se eviten choques armados y se respeten las cláusulas del acuerdo humanitario para la liberación del general y sus acompañantes.

"No queremos riesgos de choques armados por la no observancia de los protocolos", señaló la guerrilla en un comunicado.

El grupo subversivo asegura que en la liberación de los soldados Díaz y Rivera, producida este martes en el departamento de Arauca (este), se presentó "sorpresivamente" una patrulla del Ejército que "obligó a una maniobra de elusión y al cambio del sitio previsto para la liberación".

Asimismo, las FARC confirmaron que el Gobierno ya tiene las coordenadas exactas del Chocó donde se producirá la entrega y reiteró la suspensión de la actividad militar como "una condición indispensable" para que sus guerrilleros "puedan aproximarse al punto X de la nueva liberación".

"Tenemos que alejar cualquier veleidad de emboscada o asalto que ponga en riesgo la vida del general y sus acompañantes y la de sus escoltas guerrilleros", afirmaron.

Por este motivo, anunciaron que se preparan para verificar que "no hay tropas del Ejército en la ruta de la libertad".

Tras conocerse el secuestro de Alzate, el militar con mayor rango apresado por las FARC, el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, desplegó en la zona a 500 soldados con la misión de buscar "hasta que sea necesario" a los rehenes.

Mientras, desde el CICR guardan escrupuloso silencio en aras de proteger el operativo e incluso se resistieron a admitir si habían recibido ya las coordenadas geográficas para preparar el despliegue en el Chocó.

"Ni confirmamos ni desmentimos tener las coordenadas", dijo la portavoz del organismo en Colombia, Patricia Rey, preguntada por periodistas.

Entre las incógnitas por desvelar figura la composición del equipo, donde se espera representación de Cuba y Noruega, países garantes del proceso de paz entre el Gobierno y las FARC, o el modo en que Alzate será trasladado a Quibdó, la capital del Chocó, para viajar luego a Bogotá.

Desde hace tres días llueve incesantemente en este selvático departamento y diversos medios de comunicación especulan con la posibilidad de que el CICR habilite una lancha para el desplazamiento del general y sus acompañantes tras la liberación.

El motivo que justifique esta decisión estaría en la mala visibilidad aérea o el deseo de evitar a los periodistas, que tras conocer el secuestro se preguntan cómo es posible que un general estuviera en una zona guerrilla vestido de civil y sin escoltas. EFE

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