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Scotland Yard elevó hoy a 30 la cifra de muertos en el devastador incendio de una torre residencial en  al tiempo que se comprometió a averiguar "qué" fue lo que pasó en ese edificio y "por qué" en la madrugada del miércoles.

En una comparecencia ante los medios, el comandante Stuart Cundy, de la Policía Metropolitana de Londres (Met), admitió que se prevé que el número de víctimas mortales aumente e indicó que aún hay 24 personas hospitalizadas, 12 de ellas en "estado crítico".

Las llamas, de enormes proporciones, arrasaron un bloque de 24 plantas y 120 viviendas en North Kensington, en el oeste de la ciudad, donde habitaban entre 400 y 600 personas, entre ellas muchos niños.

Doce de las víctimas mortales han sido ya trasladadas a la morgue, mientras que otros cadáveres "tristemente" continúan dentro del inmueble siniestrado, según el último parte policial.

Tras las tragedia ocurrida en la madrugada del 14 de junio, en un bloque mayoritariamente de viviendas de protección social -ofrecidas a ciudadanos con pocos recursos-, 76 personas están aún "desaparecidas", según las estimaciones de los medios.

En una visita no anunciada, se desplazaron hoy la reina Isabel II y el duque de Cambridge hasta la zona afectada, donde la monarca y su nieto -segundo en la sucesión al trono británico- visitaron un centro polideportivo comunitario, habilitado para asistir a los afectados por el fuego.

Ataviada con un traje de falda azul, con sombrero a juego y guantes blancos, la soberana y el príncipe Guillermo departieron con miembros de la policía, efectivos de la Brigada de Bomberos, voluntarios y residentes.

La reina ya elogió ayer en un comunicado difundido por el palacio de Buckingham, su residencia oficial, la "valentía" de los bomberos y la "increíble generosidad" de los vecinos.

Por su parte, los equipos de emergencia prosiguen por tercera jornada consecutiva sus labores de inspección de la torre quemada, mientras desde diversos sectores se cuestionan duramente las medidas de seguridad del inmueble.

El incendio comenzó sobre las 00.15 GMT del pasado miércoles y se propagó en apenas media hora, cubriendo todos los pisos, y dificultando el escape al exterior de sus residentes, muchos de los cuales quedaron atrapados, pidiendo auxilio de manera desesperada desde sus ventanas o teléfonos.

Los periódicos nacionales recogen testimonios de residentes que aseguran que no se escuchó ninguna alarma de incendios mientras otros afirman que se les dio instrucciones para permanecer dentro de sus casas tras declararse el fuego, lo que eventualmente les dejó atrapados sin posibilidad de huir.

Además, los expertos cuestionan si la causa de que las llamas se propagaran con tanta velocidad pudo haber sido el revestimiento del inmueble, colocado en 2015, pues contenía polietileno.

El ministro de Comunidades británico, el conservador Sajid Javid, aseguró hoy que el Gobierno "hará lo que haga falta" y adoptará medidas inmediatas a fin de socorrer a los afectados.

Según remarcó el político a la emisora BBC Radio 4, lo "importante" ahora es conocer las conclusiones a las que lleguen los investigadores del incendio, que determinarán si "el problema es el revestimiento (del edificio) o cómo se aplicó, o si hubiese cualquier otro problema sobre el que nadie ha pensado".

El suceso ha conmocionado a los ciudadanos de Londres y a los vecinos de la zona, que han unido fuerzas para recaudar alimentos, ropa y todo tipo de utensilios de primera necesidad con el objetivo de aliviar la situación de las familias que lo han perdido todo.

Por su parte, la primera ministra, Theresa May, realizó hoy una visita privada a algunos de los heridos que son tratados en un hospital de la capital, mientras los medios la critican por no entrevistarse ayer con los afectados.

May ha prometido que se llevará a cabo una investigación oficial para esclarecer "a fondo" la causa del siniestro.

Al mismo tiempo, las inmediaciones de la zona siniestrada se han llenado de carteles con fotografías de personas de las que no se ha vuelto a saber desde esa fatídica madrugada, entre ellas familias con niños pequeños, algunas residentes en las plantas más altas. 

"UN MONTÓN DE GENTE NO PUDO SALIR"

"Estaban atrapados. No podían bajar, sobre todo desde los pisos superiores (...) la gente se quemó", dijo un testigo, Daniel, a la radio BBC de .

"Lo vi con mis propios ojos. Y vi gente saltar", añadió.

Hanan Wahabi, de 39 años, dijo a la AFP que se escapó con su marido, su hijo, de 16, su hija, de 8, pero teme por su hermano y su familia que viven en el piso 21.

"La última vez que lo vi estaban en la ventana, su mujer e hijos", dijo sentada fuera del centro comunitario Rugby Portobello.

"No escuché nada de ellos desde entonces, el teléfono no pasa, la línea fija tampoco. Eso fue hacia las 02H00 (01H00 GMT), indicó.

Eddie, de 55 años, residente en la planta 16, dijo que corrió fuera de su vivienda con una toalla cubriéndole la cara por el humo.

"No se podía ver nada. Sólo corrí para bajar las escaleras. Un montón de gente no pudo salir del edificio", dijo.

Otro testigo llamado Jody Martin dijo a la BBC que logró llegar a la segunda planta en donde había un humo sofocante.

"Vi una persona caer, vi a otra mujer sosteniendo su bebe fuera de la ventana, escuché gritos, le grité que bajaran y decían que no podían salir de los departamentos porque el humo era muy espeso en los pasillos", dijo.

El comandante Dan Daly, de la London Fire Brigade, subrayó que "los bomberos equipados de aparatos respiratorios trabajan de manera muy dura en condiciones difíciles para controlar este incendio".

Varios sobrevivientes lamentaron que se les haya aconsejado permanecer confinados en sus departamentos. "Si hubiésemos seguido esos consejos estaríamos muertos", declaró Nicky Paramesivan a la BBC.

INEVITABLE

El edificio de viviendas sociales está situado al oeste de la capital, en el barrio North Kensignton, cerca de Sheperd's Bush y Notting Hill.

El gestionario de la vivienda llevó cabo una amplia renovación recientemente, que incluyó un nuevo sistema de calefacción y de agua caliente.

El costo de los trabajos fue de 8,7 millones de libras (9,9 millones de euros) y terminaron en mayo de 2016. El aspecto exterior fue modernizado con un revestimiento.

Según documentos difundidos en internet un colectivo de residentes se había quejado en varias ocasiones estos últimos años del estado del edificio y de los posibles riesgos de incendio.

"Nadie quiso hacer caso a todas nuestras advertencias, una catástrofe como ésta era inevitable", publicó en su blog el Grupo de Acción de Grenfgell luego de la catástrofe.

El alcalde de , Sadiq Khan, declaró que estos testimonios plantean "preguntas que esperan respuestas".

— Puerto 56 (@Puerto56_)

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