La rebelión siria rechaza el acercamiento de Occidente con Al Asad
La rebelión siria rechaza el acercamiento de Occidente con Al Asad

La oposición y los rebeldes sirios afirmaron el martes, sin ambigüedades, que no aceptarán jamás negociar con el presidente Bashar al Asad, rechazando así el acercamiento de los países occidentales con el jefe de Estado sirio.

Negociar con Al Asad sería un verdadero sacrilegio para las 240.000 personas que han muerto desde el inicio de la guerra civil siria en 2011, estiman sus adversarios.

"Sería un fracaso si el régimen se mantiene y si Asad permanece en el poder. Sería también un insulto a los sacrificios hechos por el pueblo sirio y una falta de respeto para lo que desea nuestro pueblo", dijo a la AFP Ahmad Qura Ali, portavoz del poderoso grupo de insurgentes Ahrar al-Cham.

Tomando una posición similar, Ibrahim al-Idlibi, que participó en las manifestaciones contra el régimen en marzo de 2011, asegura que los sirios "no aceptarán que Asad permanezca en el poder durante el periodo de transición".

Según él, "es imposible considerar a un asesino terrorista como a un protector o como a alguien capaz de brindar seguridad".

La renuncia de Al Asad es la principal exigencia de la oposición desde que iniciaron las revueltas hace más de cuatro años.

Los opositores políticos y los rebeldes invocan el comunicado de Ginebra I de 2012, en donde las principales potencias del mundo pedían la formación de un gobierno de transición.

La oposición y sus padrinos internacionales afirman desde el principio que Asad no debe tener ningún rol en esta transición, pero recientemente varios países occidentales han edulcorado su postura.

AL ASAD "HA FAVORECIDO" AL EI

Los países occidentales tienen que hacer frente al auge del grupo yihadista Estado Islámico, que no parece debilitado por los ataques de la coalición liderada por Estados Unidos, y a la llegada masiva de medio millón de refugiados, de los cuales más de la mitad son sirios que huyen de la guerra.

Varios países ven ahora a Al Asad como un mal menor en comparación a las atrocidades cometidas por el EI, una larga lista que incluye decapitaciones, violaciones y destrucciones de monumentos inscritos en el patrimonio de la Humanidad.

Pero la oposición insiste en el hecho que las fuerzas leales a Al Asad han masacrado a muchos más sirios que el EI, y que el régimen ha buscado desde siempre presentarse como la única alternativa a los extremistas.

"El régimen ha favorecido el auge del EI y su expansión en Siria se ha hecho en detrimento de la revolución y no en detrimento del régimen", asegura Mamoun Abou Omar, un activista de Alepo.

Muchos opositores ven en el ablandamiento de los occidentales hacia Asad el último ejemplo de la confsión que caracteriza su política sobre Siria.

"Es increíble la manera en la que Irán y Rusia apoyan al régimen, mientras que los países del grupo de los 'Amigos de Siria' (coalición que apoya a la oposición) muestran sus rivalidades", lamenta Samir Nashar, un dirigente de la Coalición de la oposición. Son incapaces de "presentar un frente común", agrega.

"NADA HA CAMBIADO"

Los principales aliados de los rebeldes, Estados Unidos, Turquía, Arabia Saudita o Catar no han logrado nunca ponerse de acuerdo en la mejor manera de respaldar a la oposición.

"Los sirios hemos dejado de escuchar sus declaraciones, que no provienen de lo que sucede en el terreno sino de su política interna", afirma Ibrahim al-Idlibi. "Al principio, pensaba que los occidentales eran verdaderos aliados del pueblo sirio, pero nuestra opinión cambió rápidamente debido a su incoherencia".

En el terreno, los rebeldes afirman que seguirán luchando contra el régimen y que demostrarán que este último no es un aliado en los combates contra el EI.

"Para nosotros nada ha cambiado y seguiremos actuando en el terreno", afirma Ahmad Qura Ali, vocero de Ahrar al-Cham.

Otros aseguran que no hay otra opción que luchar para derrocar a Al Asad. "Con cientos de miles de muertos y tanta destrucción, es imposible volver atrás. Lograr sólo la mitad de la revolución equivale a cavar su propia tumba", estima Mamoun Abu Omar.

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