Mujer salva con su teléfono a cientos de sirios a la deriva del Mediterráneo
Mujer salva con su teléfono a cientos de sirios a la deriva del Mediterráneo

La ítalo-marroquí Nawal Soufi, que reside desde niña en Sicilia (sur de Italia), no se desprende jamás de su celular: el destino la ha convertido en el único punto de referencia para cientos de refugiados sirios a la deriva en el Mediterráneo.

Desde que recibió a mediados de 2013 una llamada urgente en la que pedían ayuda un centenar de sirios que temían hundirse en su barcaza, Soufi, de 27 años, se ha dedicado a salvar inmigrantes y refugiados que huyen de los conflictos en Oriente Medio.

La joven aprendió rápidamente a instruir a los inmigrantes sobre cómo buscar las coordinadas GPS en el móvil satelital de manera que pudieran guiar a los socorristas.

Aún recuerda la angustia y las largas horas pasadas en silencio esperando a que rescataran al primer grupo de refugiados.

Desde entonces se ha dedicado completamente a esa causa y se ha convertido en "el ángel de los inmigrantes", ya que ha intervenido en centenares de casos.

"La llamada puede llegar a cualquier hora. Suelen pedir auxilio a gritos, claman desesperados 'somos unas 500 personas, se acabó el agua, llevamos 10 días en el mar'", cuenta la joven en una charla con la AFP.

Su experiencia ha sido narrada por un periodista italiano, Daniele Biella, en un libro que lleva el título "Nawal, el ángel de los prófugos" y que acaba de ser publicado.

"Italia tiene uno de los mejores sistemas de socorro de Europa, el problema es que no tiene lugar para alojar a los refugiados", cuenta la joven, que la noche anterior había pasado cinco horas pegada al teléfono tratando de calmar a un pasajero desesperado, en crisis de pánico.

Al final de la jornada logró el rescate de 345 pasajeros, una tercera parte de ellos niños, un gesto dictado sólo por el deseo de solidaridad y por la compasión.

Nacida en Marruecos, llegó a Sicilia tan sólo tres semanas después de su nacimiento y creció a la sombra del volcán Etna.

Desde el año 2011 sigue con verdadera pasión el conflicto sirio, se desvela conectada con las redes sociales y permanece en contacto con militantes opositores al régimen de Bashar al Asad.

En marzo de 2013, decidió viajar a Alepo con una ambulancia cargada de medicamentos, ocasión en la que repartió su número de teléfono por doquier.

NÚMERO DE MÓVIL, UNA TABLA DE SALVACIÓN 

Ese número de móvil se convirtió para muchos en una tabla de salvación y su conocimiento del árabe le ha servido para ser el puente entre la Guardia Costera italiana y los numerosos náufragos que intentan atravesar el Mediterráneo en busca de una vida mejor, lejos de los bombardeos, las persecuciones, el hambre y la miseria.

En su página de Facebook publica las grabaciones de esas conversaciones, así como todos los comentarios, aun aquellos negativos.

Algunas de esas voces no las ha vuelto a escuchar, y no sabe si han quedado ahogadas en el fondo del mar, en ese cementerio anónimo en el que se ha transformado el Mediterráneo.

"Hay ocasiones en que siento un vacío inmenso, un vacío incomprensible. ¿Cómo pueden creer que la solución es sacar a toda esa gente en esas embarcaciones?", se interroga irritada.

Para ella la solución a ese drama debe ser ante todo humanitaria y no militar.

Conocida tanto por las autoridades locales como por la policía, la joven pasa a diario por la estación central del tren para dar consejos desinteresados a los inmigrantes que huyen de Sicilia hacia el norte del país o del continente europeo. 

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