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Al menos once muertos y nueve heridos dejaba como saldo el potente terremoto de 8,3 grados que azotó al centro y norte de Chile el miércoles, cuando los chilenos vivieron "una noche de pesadilla", con decenas de réplicas y un posterior tsunami.

Cinco años después de que las costas del sur de Chile fueran asoladas por un potente sismo y un posterior maremoto, con un saldo de más de 500 muertos, ahora es el norte el que se remeció y enfrentó la furia del mar.

"Vivimos una noche de pesadilla, el movimiento fue mucho y fue largo, demasiado largo y siguió con las réplicas", dijo a la AFP María Ramírez, mientras barría la puerta de su casa ubicada frente al cementerio de Illapel, un pueblo de 31.000 habitantes 230 km al norte de Santiago y uno de los lugares más afectados por el sismo.

En Illapel, las primeras horas de la mañana dejaron a la vista las marcas de la tragedia, con la destrucción de casas construidas en su mayoría con materiales livianos, en tanto el cementerio local era un caos con decenas de cruces, jarrones y tumbas hechas añicos, constató la AFP.

Un último reporte de la Oficina Nacional de Emergencias (Onemi) cifró en 11 las víctimas fatales y en nueve los heridos producto del sismo y el tsunami.

Hay, además, 610 albergados y 526 viviendas dañadas, en su mayoría en la región de Coquimbo, a unos 400 km al norte de Santiago, de acuerdo a la Onemi.

La última víctima es un hombre que murió en la caleta de pescadores de Coquimbo, un colorido puerto del norte chileno que lucía arrasado por el mar y que fue visitado este jueves por la presidenta Michelle Bachelet.

"Sabemos que hay grandes dificultades, pero queremos agradecer la enorme cooperación de las personas que permitió que para un sismo de tal magnitud afortunadamente tenemos un número lamentable pero no tan numeroso de fallecidos", dijo Bachelet, tras reunirse con pescadores afectados.

Olas de casi 4,5 metros azotaron a varias comunas de la región de Coquimbo.

Otras de las localidades fuertemente afectadas fue el pueblo pesquero de Tongoy, de casi 4.400 habitantes, donde imágenes de la televisión local mostraban la devastación de todo su borde costero.

Varios locales comerciales que se aprestaban a recibir a un gran número de turistas producto del esperado feriado de fiestas patrias fueron arrasados por el avance de las olas.

"La ciudad está destruida. Aquí fue terrible", narró un vecino de Tongoy a TVN.

En el puerto de Valparaíso, a unos 120 km al oeste de Santiago, las olas alcanzaron casi los dos metros, de acuerdo a un reporte de la Marina chilena. En la vecina localidad de Concón, el agua arrasó con varios restaurantes cercanos a la playa.

El más potente de 2015 

"Se trata de un terremoto de gran magnitud, que lo ubica como el terremoto más potente que ha tenido el mundo este 2015, pero los chilenos estamos acostumbrados", dijo el ministro del Interior y Seguridad, Jorge Burgos.

El movimiento telúrico ocurrió a las 19H54 locales y tuvo su epicentro 42 km al oeste de la pequeña localidad de Canela Baja, unos 230 km al norte de Santiago.

El sismo se sintió también en Argentina, especialmente en la zona fronteriza con Chile, pero alcanzó además a ser percibido en su capital Buenos Aires, a más de 1.500 km al este del epicentro.

El ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, dijo que aún era prematuro para evaluar los daños económicos, pero comprometió la reasignación de recursos para enfrentar la tragedia.

"Hay muchos proyectos hoy en curso", afirmó, explicando que será necesario graduar algunos "para hacerle espacio a la necesidad de ayuda".

Exitosa evacuación

El movimiento telúrico activó de inmediato una alerta de tsunami en todo el borde costero chileno y varios países con costas sobre el Pacífico, que fue cancelada horas después.

La alerta de tsunami motivó en Chile la evacuación hacia sectores altos de un millón de personas, sin mayores complicaciones en todo el territorio nacional.

"Se evacuó ordenadamente a casi un millón de chilenos y chilenas", dijo Burgos.

Igualmente, las estructuras de gran parte del área afectada resistieron el nuevo embate de la naturaleza, en un año en que Chile ha debido enfrentar varios desastres naturales.

Los "estándares de construcción" que tiene este país, uno de los más sísmicos del mundo, han "permitido que la infraestructura respondiera adecuadamente", resaltó Bachelet.

Las clases fueron suspendidas en las poblaciones costeras de la región centro-norte, mientras decenas de réplicas, algunas de ellas de gran intensidad, continuaban registrándose este jueves y mantenían en alerta a la población.