El caso del plagio de la tesis de doctor del candidato César Acuña Peralta ya está más claro que el agua.

Acuña ha sido acusado de plagio en la elaboración de su tesis de doctor por la Universidad Complutense de Madrid porque ha tomado párrafos completos de otros autores y los ha colocado como propios, sin entrecomillarlos ni citar la fuente como debería ser.

Tomar párrafos de otros para hacerlos pasar como propios, acá, en la China y en cualquier parte del mundo, se llama plagio y es un delito, porque significa apropiarse del trabajo intelectual de otros.

Acuña está en su hora más difícil, porque no solo ha plagiado su tesis de doctorado, sino que tampoco sería ingeniero por la Universidad de Trujillo, pues en su tiempo fue catalogado de “alumno fantasma” y aprobó en un solo ciclo 43 créditos. ¡De Ripley!

Es más, el decano de esa época se negó a firmar el título de ingeniero porque sencillamente él era el único docente que enseñaba Operaciones Unitarias y nunca lo tuvo como alumno, pero apareció finalmente con nota 11; el candidato tuvo que esperar seis años a que cambien de decano para que le firmen el título, no se sabe a cambio de qué.

No hay que ser mago para decir que si revisan su tesis de magíster por la Universidad de Lima, encontrarán grandes sorpresas.

En un artículo publicado el domingo en un diario nacional y firmado por él (no estoy seguro si él mismo lo ha redactado), Acuña reconoce que copió párrafos enteros sin citar la fuente y ofrece disculpas públicas.

El JNE ya debería vacarlo de oficio, porque “a confesión de parte, relevo de prueba”.