En la víspera del aniversario patrio, los peruanos hemos recibido una buena noticia de parte del viceministro de Políticas para la Defensa, Iván Vega, quien ha anunciado el rescate por parte de las Fuerzas Armadas de 26 niños de entre 1 y 14 años de edad, y de 13 mujeres que estaban bajo el inhumano cautiverio de Sendero Luminoso en el Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem).

Si bien se trata de una noticia que alegra, la información dada por el viceministro Vega de inmediato nos lleva a la preocupación al hacernos recordar que grupos de peruanos, en pleno siglo XXI y cuando nos alistamos a celebrar el segundo centenario de nuestro nacimiento como país, sufren cautiverio a manos de bandas criminales que los “adoctrinan” para luego usarlos como carne de cañón.

Ningún país puede definirse como “moderno”, “civilizado”, “democrático” o “justo” si es que en su seno existen menores o mujeres privados de libertad bajo el fusil de bandas armadas como esas que incluso cuentan con defensores asolapados desde la llamada “sociedad civil”. ¿Para los cautivos de Sendero Luminoso no hay campañas ni movilizaciones para su liberación? ¿O que eso solo vale para los asesinos?

Queda felicitar a las Fuerzas Armadas por el logro anunciado ayer por el viceministro Vega y queda también exigirle al Estado la suma de esfuerzos para poner en libertad a todos los peruanos cautivos y sancionar a esos criminales que no dudan en mandar niños y mujeres por delante, algo que solo hacen los cobardes que, en caso extremo, deben ser doblegados por el poder de fuego que otorga la ley.