Los últimos sondeos no son favorables para el presidente Pedro Pablo Kuczynski. Incluso, la reciente encuesta de Datum le dio una aprobación del 34%, la más baja en toda su gestión.

Jaqueado por huelgas, con problemas para cumplir su compromiso de hacer crecer la economía y con retrasos en la reconstrucción del país, el actual Gobierno observa cómo los índices de aceptación bajan y las preocupaciones suben. Y eso que las muestras no contemplan el incremento de precios de alimentos, como los limones y las frutas, que se están convirtiendo en un lujo en la mesa de los peruanos. Este tema tan sensible para la población podría haber hecho más estragos en la popularidad de PPK.

Es evidente que hay menos confianza en el Jefe de Estado. Ya se sabe que la confianza se construye con mucho trabajo y día a día, pero también que se esfuma en un instante. Será difícil que el Gobierno la recupere en un plazo inmediato, pero debe estar alerta para no cometer más errores y lograr concretar las propuestas de su campaña. Más que andar por las redes y llevado de las narices por sus asesores, necesita andar por las calles. Y por supuesto, también requiere transmisores, voceros que comuniquen y convenzan. Hasta ahora es una de las principales carencias del Ejecutivo. Como decía el sociólogo francés Gilles Lipovetsky: “Hay una leucemización de las relaciones sociales, dificultad para comprenderse, sensación de que las personas no hablan más que de sí mismas y no se escuchan”. Este es un punto para resolver de forma urgente.