Los asesinatos de dos niñas, luego de ser violadas, este año en Huancayo, han generado no solo conmoción sino también temor en la población. Sin embargo, esto no ha paralizado a la gente. No solo se han organizado movilizaciones para que le caiga todo el peso de la ley a los asesinos, sino también para que las autoridades adopten medidas para que no vuelvan a suceder estos casos.

“Vivimos con una sensación inducida de peligro constante”, dice Barry Glassner, autor del libro La cultura del miedo. “La especie humana ha evolucionado precisamente hasta el punto de erradicar casi por completo el miedo a ser atacado por otra especie que no sea la nuestra propia”, afirma.

Es evidente que en estos tiempos la inseguridad ciudadana es el problema mayor en nuestro país. En la última encuesta nacional urbano-rural de El Comercio-Ipsos, se da cuenta de que la principal razón por la que la mayoría de peruanos (58%) desaprueba al presidente Pedro Pablo Kuczynski es porque no se preocupa por mejorar la seguridad ciudadana.

Las cifras de violaciones a niños, niñas y adolescentes son altas en la región Junín. Luego de Lima, es el departamento que tiene más casos. En los primeros seis meses del año han ocurrido 204 abusos sexuales contra menores. Esto es alarmante, ya que el número de víctimas crece año a año. Según estadística de los Centros de Emergencia de Huancayo, en 2014 hubo 295 casos de violencia sexual, en 2015 subieron a 298 y en 2016 se denunciaron 335 de estos delitos.

Hace poco la ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, Ana María Romero-Lozada, pidió a los padres de familia no dejar desatendidos a los niños. Sin embargo, esto no sería suficiente si no hay apoyo del Estado