Que el voto dirimente de un magistrado con evidentes vínculos con el Partido Aprista salve al expresidente Alan García de comparecer en un proceso por hechos derivados de su gobierno no es una buena noticia para el país, como quieren hacer creer sus seguidores. Si alguna mácula acompaña a García en el imaginario colectivo es que él y los operadores de su partido son diestros para maniobrar en el Poder Judicial ante cualquier cuestionamiento contra su líder. Así, evitar un proceso derivado del trabajo de la Megacomisión del Congreso puede ser un alivio en el momento, pero podría convertirse también en una devastadora arma en manos de sus rivales políticos.

¿Dónde quedó aquel joven expresidente que ante cada imputación respondía que él no se corría de las investigaciones porque “Quien no la debe, no la teme”? Han transcurrido más de dos décadas de aquello y García sigue siendo objeto de sospechas que su defensa no ha podido desmontar apropiadamente: si el magistrado que lo acaba de favorecer, Jesús Soller Rodríguez, se hubiera inhibido, y el caso lo hubiera resuelto en el mismo sentido otro juez sin cuestionamientos, no habría nada que objetar. Pero no sucedió así, y si bien García y sus abogados la libraron en el Poder Judicial, no ocurre lo mismo en el terreno político, donde el caso -y sus respectivos capítulos: “narcoindultos”, Agua para Todos, Business Track, colegios emblemáticos y aeródromo de Collique- seguirá resonando.

Soy de los que creen que el trabajo de la Megacomisión dejó mucho que desear, y así lo critiqué en su momento, pero esta no es la manera de responder a ella. García está en su derecho legal de beneficiarse de los recursos y estrategias procesales que elija, pero lo sucedido traerá consecuencias políticas que, estimo, no serán de su agrado. Sus adversarios electorales deben estarse frotando las manos, pues tendrán material de sobra para explotar la imagen de un expresidente que se corre de las investigaciones. Y vaya que los dicharacheros abogados del exmandatario han contribuido como pocos a sembrar esa percepción. Pronto veremos -encuestas mediante- cuán equivocados -o no- estamos.

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